Si la primera página de un libro no te atrapa, difícilmente lo hará más adelante.
Por eso, les compartiré la primera página del libro que esté leyendo, esperando sus comentarios para saber si los atrapó.
LOS PERROS DE LA MÓRRÍGAN
Pat O´Shea
Elevándose en el aire, enderezaron disparadas hacia el cielo.
Desde el oeste y más allá del oeste, contra el viento y a través de él, se
cruzaron con incontables lunas y soles. Rió una de ellas, y se echó brevemente
un pañuelo de gotas de lluvia en el pelo; luego, con pies perversos, pateó una
nube haciendo que la lluvia hundiera una barca.
A veces, se zambullían en la estela que la luna trazaba en las
oscuras aguas del mar, y abrían la boca para tragarse la plata. A veces, se
sumergían en el sendero del sol, en el océano verdeazul, y abrían la boca para
beberse el oro.
Todo el tiempo iban invisibles; salvo una vez, en que se abatieron
sobre un tiburón del norte y lo asustaron tontamente haciéndole muecas. Después
le mostraron sus caras verdaderas, y
el tiburón nadó hacia abajo, hacia abajo, hasta el fondo de su mundo, y allí se
estuvo temblando durante horas.
Todo el tiempo iban en silencio; salvo cuando se daban con las
uñas en los dientes y provocaban relámpagos, o reían regocijadas y causaban
truenos.
Llevaban mucho tiempo calladas.
Calladas, mientras los hombres se sucedían como minúsculos atisbos
de vida.
Se echaron a reír cuando sobrevolaron Connemara, donde el
Atlántico violento y voraz arranca grandes mordiscos azules a la tierra verde;
y su sola risa destruyó un campo de avena amarilla, volviéndola gris ceniza.
Llegaron a la ciudad de Galway y, por diversión, esculpieron tres
estelas supersónicas de aire tenue, de manera que toda la gente salió a la calle
a mirar, descubriendo que no había ningún avión. Luego torcieron a la
izquierda, girando y haciendo rizos el este del lago Corrib, hasta que llegaron a cierto poste indicador
normal y corriente y soplaron sobre él, haciéndolo girar como ellas, antes de
descender finalmente a tierra detrás de una pequeña colina. Allí se detuvieron
a tomar forma, y pronto surgieron a la vista dos mujeres extrañas montadas sobre una moto poderosa.
Sus lebreles las seguían todo el tiempo.
Hablando entre sí, se llamaban una a otra Macha y Bodbh, y se
habían adelantado a esperar a la tercera: la Mórrígan, que es la Gran Reina. Se
dirigieron hacia un pueblo llamado Kyledove, cambiando de nombre y carácter por
el camino...
Y
todo porque un niño estaba a punto de comprar
un
libro en la librería de segunda
mano
de la ciudad pequeña
y
gris de Galway.
LOS PERROS DE LA MÓRRÍGAN (The hounds of the Mórrígan)
PAT O´SHEA (1985)
SIRUELA, 1990
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