En noviembre de 2011 se publicó EFÍMERA (Samsara), mi primer libro de cuentos. Afortunadamente, en un par de meses se agotó. Por eso decidimos hacer una reimpresión...
Efímera reúne alrededor de treinta y cinco cuentos breves, minificciones y microcuentos, todos pertenecientes a la literatura fantástica o de la imaginación.
Gabriela Damián lo explica muchísimo mejor en el prólogo:
EL VUELO DE LA EFÍMERA
Gabriela Damián Miravete
Entrar al reino de lo efímero implica perseguir una contradicción
inevitable: lo perecedero, lo breve e intermitente tiene la maravillosa
capacidad de perdurar en la conciencia precisamente por su condición de ráfaga,
de ocasión única, de atisbo que, a fuerza de querer aprehenderlo, se recrea una
y otra vez en la memoria. Sin embargo hay quienes se empeñan en señalar que la
brevedad no es amiga de la trascendencia, sobre todo si se habla de literatura,
pues los cánones aún establecen a la novela (o novelota, deberíamos decir o, en términos comerciales, novelotas de tres tomos para arriba)
como la máxima creativa de todo escritor que se respete. No encontrarán aquí,
lectores, esa pretensión de eternidad ancha y cómoda desenrollando su trama
hasta entregársenos horneada en las últimas páginas, sino una inquietante
pregunta, veloz y filosa, un afectuoso mordisco de sierpe dispuesto a rondarles
para siempre como el fantasma de una respuesta inasible. Encontrarán, pues, la
laboriosidad de un contador de historias que no teme a su propia imaginación,
ni a sus declarados afectos, ni a la pesada carga de la tradición de la
literatura fantástica. Encontrarán, en pequeñas estampas, iluminaciones y
fantasmagorías, un placer con frecuencia rezagado a las lindes de lejanas
fogatas.
Hasta hace relativamente poco tiempo, con
la revaloración de grandes autores como Amparo Dávila o Francisco Tario, los
lectores mexicanos de literatura fantástica se sumergían fascinados en
escenarios ajenos que con la lectura se nos volvieron familiares, haciéndose
costumbre que las historias ocurriesen allá lejos, como si nada extraordinario
pudiera pasar en la esquina de la calle que transitamos a diario o en el oscuro
armario del vecino. México, territorio de la realidad, confín de la crudeza,
cielo despojado de maravillas inexistentes, tiene pánico escénico y no es
protagonista del horror y el asombro en una buena porción de la literatura
nacional, incluso de la más original y caprichosa que se escribe en el país.
Pero la imaginación de Miguel Lupián nos
concede una tregua, una oportunidad de otear la frontera de la duda, el
desconcierto, lo sobrenatural, en términos cercanos y contemporáneos. Con
Efímera recuperamos la posibilidad de reconocer en nuestras propias calles y
casas, en nuestra propia historia, el escalofrío de lo imposible.
La necesidad de que la fantasía irrumpa sin
aviso en la vida cotidiana, de experimentar el miedo que produce la madera
chirriante o el lamento de unas bisagras, el recordatorio funesto de la sangre
y la muerte están en estas páginas, condensadas habilidosamente en narraciones
compactas y pulcras. Pero lo que hace especial a este libro es que la voz de su
autor se deja oír a través de peculiaridades que sorprenden gratamente: una pasión
por los libros que habitan el espacio de cada narración de forma orgánica; una
minuciosa obsesión por los nombres hipnóticos de flores, plantas y animales; un
conmovedor enfrentamiento con la trampa nostálgica que encierran los álbumes
fotográficos. Una debilidad por la lluvia incesante, como aquella interminable
y melancólica caída de agua en cada cuadro de Blade Runner; y una minuciosa descripción de rituales de brujería y
hechicería que incluso se antojan realizables, como si las puertas del mundo
otro se abriesen con la mera lectura de las instrucciones mágicas (pinte
círculos concéntricos con una tiza sobre la tumba deseada) descritas por Lupián
en cuentos como Danza nocturna o El trabajito.
Hay también monstruosidades insólitas, como
la de El Regalo, donde la idea de la
Nada se revela en todo su horror, o las múltiples pupilas que acechan en el
jardín de El ojo, como aquellos
lirios-ojo flotando en el agua del cuento Griselda de Amparo Dávila. Domingo es un relato siniestro en el que
se mezclan el olor de la mandarina con el de la sangre. En Nejapa el tono mítico y la atmósfera de un pasado perdido, evocado
con la cercanía de un lenguaje preciso, nos regalan una historia que merece
convertirse en leyenda verdadera a fuerza del boca a boca de los lectores que
la conozcan.
Y aunque Cthulhu, la ceguera de Borges, la
desenfadada brevedad cronopia de Cortázar o el espeluznante sobresalto de Ana
María Shúa acompañan al autor en reconfortante tertulia, hay una habitación
dentro de esta mansión efímera que cava un hoyo en las arenas de la nostalgia a
la manera de Carver, o de Chéjov, pero que Lupián la ha heredado como propia
con delicadeza y originalidad: Ladrón de
fotografías es una pequeña joya que desgrana compasivamente los gestos de
un curioso carancho que encuentra en imágenes ajenas alguna clase de consuelo.
La fantasía, deberíamos recordarlo con
frecuencia, también evoca la piedad, la tristeza, la efímera alegría de las
aves y los conejos. Miguel Lupián lo sabe, y ha sido generoso al compartírnosla
en la existencia breve, pero memorable, de la ephemeroptera, ese insecto que aparece una y otra vez a lo largo de
los siglos, aunque apenas vive unas horas para contarlo.
El precio será el mismo del 2011: $100
Si vives en la ciudad de México, nos podemos ver en un punto intermedio.
Si vives en otra ciudad, con gusto te lo mando, pero habrá que agregarle el costo de envío.
Además, al comprarlo, te mandaré por correo electrónico (en formato pdf) mi nuevo e-book de microcuentos: TRILOGÍA CTHULHU.
Informes y pedidos: miguel.lupian@gmail.com
Si compraste la primera edición, también tendrás acceso a "Trilogía Cthulhu", sólo escríbeme.
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