jueves, 23 de mayo de 2013

TIEMPOS DE FURIA

Transcripción de lo que dije ayer, en la presentación de Tiempos de furia de Adán Medellín:





TIEMPOS DE FURIA
Miguel Lupián

Casas hechas de casas dentro de
casas hechas de tiempo
John Crowley



A primera vista, Tiempos de furia de Adán Medellín es una novela. Pero conforme te adentras en sus páginas la visión cambia. ¿Será acaso un cuentario-novela? Lo que sí es seguro es que no se trata de una “novela tradicional”.
Cada capítulo es un cuento: redondo, bien amarrado, que se puede leer y entender de forma individual; es un ser independiente. Mas al ir leyendo uno tras otro se crea un efecto acumulativo que genera una atmósfera brumosa, hostil. De pronto sentirás que el libro se mueve entre tus manos suavemente, como si estuvieras a bordo de una pequeña embarcación; podrás respirar la nostalgia y palpar el deterioro no sólo de los Furia sino también de Tabares y Noreste.
Estuve tentado a buscar en el mapa dicha ciudad e isla, pero desistí. Están tan bien descritas, llenas de imágenes, sonidos y olores que inmediatamente validé su existencia. Lo más interesante es que si les cambias el nombre o su posición geográfica la historia seguiría funcionando. Es más, bien se podría tratar del barrio donde pasaste tu infancia y que al regresar, después de muchos años, sientes diferente, extraño: ya no se escucha la risa de los niños reverberando en las paredes descorchadas de las casitas de uno o dos pisos, ahora reina el silencio y edificaciones altas y grises... un pueblo fantasma.
Los Furia son todo un caso. Personajes excéntricos que se pasean entre la frontera de la locura y genialidad. El texto con el que abre el libro, a manera de prólogo, es una excelente guía de lo que encontrarás:

Éstos son los nombres de los varones Furia, con su descendencia, sus familias y las casas de sus padres. Primero J. Furia, navegante, amante de piedras y lingüista, que engendró en la isla Noreste a Alonso Furia, Martín Furia y Arturo Furia. Y le nació también una hija, Sofía Furia, que no tuvo hijos.
Y de los lomos de Alonso Furia, contador, proxeneta y loco, nació Gabino Furia, negociante traidor y delirante. Y Alonso engendró también a Sergio Furia, pintor, alcohólico y mueble inmóvil, que tuvo por hijo a Mauro Furia. Y a Gabino le nació una hija, Clara Furia.
Y de la simiente de Martín Furia, músico frustrado y hombre silencioso, nacieron Sabina y Martín Furia, hijo; y este último eligió por sobrenombre Matías para rechazar la estirpe de su padre, fue diácono loco y asesino de infantes, y además engendró un hijo, Andrés Furia. Y a Martín padre también le nació, de otra mujer, Daniel Furia, que aborreció asimismo al hombre que lo engendró y no quiso descendencia.
Y Arturo Furia, antropólogo y viajero memorioso, tuvo a Héctor Furia, que fue navegante solitario, escritor desafortunado y tuvo dos mujeres. Y de los muslos de la segunda nació Diego Furia.
Éstos fueron los contados como Furia, de la cabeza de J. Furia, cuatro hijos, seis nietos y cuatro bisnietos, y engendraron luego otros hijos e hijas, que no vienen al caso.

La historia de Héctor Furia (si te dedicas a la escritura u otra labor artística) te golpeará en el hígado:

Y muchos dijeron que los escritores de verdad eran hombres como ese Furia, que usaban sus manos para algo más que agarrar su pluma o teclear de noche en sus máquinas de escribir, entre signos intangibles, sin riesgos de mareas o lagartos hambrientos o monstruos milenarios que nadan, con movimientos obsesivos y visibles a unos pocos, los ondulantes laberintos de la noche bajo el agua.

Cada cuento es sorprendente, devastador. Te hará preguntarte cómo el autor podrá superarse. Mas, para nuestro regocijo, lo hace. La herencia es una hermosa historia de venganza, en el más puro estilo de las películas de Park Chan-Wook, que te dejará con la boca abierta y tendrás que cerrar el libro, prender la televisión y ver caricaturas. Una luz imantada es una historia de amor tan profunda y dolorosa que sentirás cómo las lágrimas se estancan en tu garganta deseosas de su liberación:

No quiero ser el insecto fascinado por una luz temerosa y fría, dando vueltas para aferrarse a un cuerpo débil luminoso que lo prende y lo destruye.

Como conclusión, Tiempos de furia es una novela compuesta de cuentos que en sí mismos son novelas, y que al unirlas podremos vislumbrar el gran cuento de la vida de los Furia. Es una casa hecha de casas dentro de casas hechas de tiempo. 





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