Soy un fanático de las antologías (fantásticas, obviamente). Sobre todo si se trata de joyas como el primer volumen de Las mejores historias de terror, publicada en 1983 en la colección Super Terror de Martínez Roca.
Aunque en estos 31 años han cambiado las cosas, les comparto la introducción a cargo de Domingo Santos (quien también tradujo la antología):
Si
es cierto que el gran resurgimiento periódico de la popularidad del género
literario de terror se produce siempre en épocas de grandes crisis mundiales
(morales, políticas, económicas, etc.), entonces es indudable que en la
actualidad nos hallamos en un momento excelente. Tras la gran depresión
americana de 1929, se produjo efectivamente un gran renacimiento del género de
terror en todos sus aspectos. En cine vimos el nacimiento de mitos tales como
Frankenstein, King Kong... En literatura fue la edad dorada de la revista Weird Tales y de autores como Lovecraft,
Derleth y Howard. Ante los estremecimientos de la realidad, afirman los
sociólogos, el público deseaba evadirse con los estremecimientos proporcionados
por la ficción, comprobando a través de ella que podían existir terrores más
grandes y más terribles que aquellos que cercaban su vida cotidiana.
Por
supuesto, es un absurdo intentar comparar la situación actual del mundo con la
existente tras la gran crisis de 1929. No se ha producido ningún crack
espectacular que haya hecho desmoronarse de golpe todo un modelo de sociedad.
Sin embargo, en el fondo, las condiciones son casi paralelas. Desde los inicios
de los años setenta, sobre todo desde que se desatara la gran crisis del
petróleo, el mundo vive en una época de progresiva depresión, de la cual está
intentando salir por todos los medios. Y en el proceso, como era de esperar,
los géneros que algunos llaman ya la “literatura de la desesperación”, entre
ellos el terror, vuelven a estar de moda. En el campo que nos ocupa surgen
autores como Stephen King, que consiguen índices de ventas jamás alcanzados
hasta ahora y crean verdaderas escuelas de seguidores. En cine, la plasmación
de imágenes de las propias obras de King, y otras películas de terror
claramente alegóricas de las angustias de nuestro tiempo como El exorcista, La profecía, etc., deleitan con morbosos estremecimientos al
espectador. En los Estados Unidos, revistas como Cavalier, incluso el propio Playboy,
no dudan en ofrecer a menudo en sus páginas relatos de terror. Se crean
antologías de relatos terroríficos que reciben gran aceptación: Charles L.
Grant crea su serie Shadows, Ramsey
Campbell edita sus New Terrors, Kirby
McCauley su Dark Forces, la editorial
Pan Books lleva ya veintiún volúmenes de su Pan
Book of Horror, y muy recientemente aparece una nueva revista periódica, The Twilight Zone Magazine, que se pone
a la cabeza de todas las revistas del género existentes con la intención, que
se está convirtiendo en realidad, de ser una resurrección de la gran revista Weird Tales.
Y
también hay otro dato digno de hacer notar. Aunque siempre ha existido un
mercado mundial para el relato de terror, los años cincuenta, sesenta y parte
de los setenta se han caracterizado por una gran carestía de autores. Las
antologías publicadas durante esos años recogían invariablemente los relatos
clásicos de Poe, Wilkie Collins, Ambrose Bierce, Saki, Jacobs, M. R. James,
Blackwood, Machen, Lovecraft evidentemente... y algún que otro relato aislado
de un autor más moderno, de calidad a veces algo más que discutible. Esto, en
la segunda mitad de los años setenta y principios de los ochenta, ha cambiado
radicalmente. Respondiendo a las exigencias del mercado, han surgido nuevos y excelentes
autores del relato de terror. Stephen King puede que sea el más notorio gracias
a la popularidad que ha obtenido, pero no es ni con mucho el único. Hay muchos
más, y su relación aquí se haría interminable. Ya los irán conociendo.
En
España, sin embargo, seguimos anclados todavía en los autores “clásicos” de
terror. Las antologías hasta ahora aparecidas en lengua castellana, aunque
algunas de ellas muy estimables ciertamente, se han limitado sin embargo a
seguir los esquemas de las antologías norteamericanas de los años cincuenta y
sesenta, de tal modo que los relatos que las componen casi son intercambiables
de una a otra, si no son en algunos casos los mismos. Las nuevas corrientes del
terror, ese “terror urbano” que está imponiéndose cada vez más sobre el “terror
sobrenatural” como otro imperativo de nuestras condiciones moderna de vida,
esos “nuevos terrores” de pesadillas tecnológicas o basadas en las neurosis del
hombre actual y que han sustituido a los antiguos mitos terroríficos de honda
raigambre medieval, esos psicópatas que han ocupado claramente el lugar de los
viejos monstruos, el moderno terror cotidiano que ha usurpado su puesto al
viejo terror gótico, todo ello aún sigue siendo casi desconocido para los
lectores de habla hispana.
Cubrir
este hueco es lo que pretenden las series de antologías que se inician con
ésta, y que seguirán incluyéndose en sucesivos números de esta colección. A
través de las selecciones de los más importantes antologistas del género en
este momento (Karl Edward Wagner, Ramsey Campbell, Charles L. Grant, etc.), se
irá ofreciendo una muestra representativa y válida de los más importantes
relatos de terror de corte clásico, otros kafkianos, muestras de fantasía pura,
terror macabro, terror psicológico... Las vertientes del terror son casi
infinitas, y ése es uno de sus mayores atractivos.
Para
este primer volumen de las antologías se ha escogido una de las más celebradas
de estos últimos años: la que preparó Karl Edward Wagner para DAW Books (Donald
A. Wollheim es uno de los mayores especialistas norteamericanos de la ciencia
ficción, la fantasía y el terror, y es autor también de varios excelentes
relatos del género), reuniendo los mejores relatos de terror publicados en
lengua inglesa en 1980. Se trata, pues, de una antología a la vez moderna y
representativa. Contiene desde el más puro homenaje lovecraftiano (“El hombre
negro con un cuerno”), pasando por el terror que podríamos llamar clásico (“Los
gatos de Pére Lachaise”, “Sin ton ni son”, “El hueco”), gótico (“La
catacumba”), y las nuevas versiones de antiguos mitos (“Pisadas”), hasta ese
otro terror que podríamos llamar “experimental” (“De guardia”, “El rey”). Sin
olvidar, por supuesto, el extenso y magnífico relato del indiscutido maestro
del género en la actualidad y que abre la antología: “El mono” de Stephen King,
un auténtico best-seller del relato
corto, muy en la línea de su autor. Y recuérdenlo: este volumen es sólo un
principio. Seguirán más: estén atentos a ellos.
Mientras
los esperan, que ustedes se estremezcan bien.
Domingo Santos
El índice:
Stephen King / El mono
Ramsey Campbell / El hueco
Neil Olonoff / Las gatos de Pére Lachaise
Denis Etchison / De guardia
Peter Shilston / La catacumba
T. E. D. Klein / El hombre negro con un cuerno
William Relling Jr. / El rey
Harlan Ellison / Pisadas
Peter Valentine Timlett / Sin ton ni son
Si no cuentan con mi poder superlibrero, aquí pueden leer y descargar el PDF del libro.
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