lunes, 9 de junio de 2014

LO SINIESTRO

“Hasta Bivar ovieron agüero dextero / desde Bivar ovieron agüero sinistro”; ésta es la primera utilización del término [siniestro] en castellano, en el Cantar del Mío Cid. Opuesto a diestro, en sentido local y simbólico, siniestro hace referencia a zurdo y torcido. Agüero siniestro es mal agüero: ya en su inicio el término se asocia al hado malo, al destino aciago, a la suerte torcida. Ave de mal agüero es, entonces, pajarraco siniestro, portador de infortunio. El hado malo puede provenir de un encantamiento o sortilegio que ciertos seres pueden producir con sólo echar una mirada: el mal de ojo. Una mirada atravesada o envidiosa puede producir un rumbo torcido en el ser que haya sido “fascinado” (como cuando la serpiente áspid “fascina” a su víctima tornándola estática por hipnosis con sólo mirarla). Envidia viene de invidia, del verbo invideo: mirar con recelo, mirar maliciosa o rencorosamente, dirigir una mirada maligna sobre otro; y de ahí envidiar, estimar algo -objeto o atributo- que está en posesión de otro. Se sobreentiende que esa mirada envidiosa produce el infortunio en quien se deposita, de ahí que el mal de ojo de esa mirada pueden producirlo algunos seres provistos de poderes (brujos). De hecho, siniestro hace referencia también al efecto que resulta del ejercicio de un poder malévolo que se ejerce, generalmente a distancia, por contacto o sustracción de objeto, o por simple arrojo de mirada, sobre un ser desprevenido. Ese efecto es siempre una torcedura en el rumbo vital, un malfortunio, un hado desdichado. Uno de los sobrenombres más expresivos de Satanás, el adversario de Dios, es El Envidioso.

Eugenio Trías / Lo bello y lo siniestro




No hay comentarios:

Publicar un comentario