lunes, 4 de enero de 2016

HASTA PRONTO, LEMMY

Hace una semana, el 28 de diciembre, murió uno de mis grandes héroes: Lemmy Kilmister.

Tomaba una siesta cuando un par de amigos, a través de mis redes sociales, me informaron de la terrible noticia.

Al principio creí que se trataba de una broma por el día de los inocentes, de un "hoax"; pero en Estados Unidos eso suele celebrarse en abril. Busqué en el sitio oficial de la banda y sí, desgraciadamente era verdad.

Me encantaría decirte que grité, que golpeé las paredes, que me arrastré, que lloré... Mas me quedé impávido, pensando que se trataba de un mal sueño. Luego tuve que reanimarme un poco, pues tenia una videoconferencia.

Entre las visitas y los días festivos no tuve tiempo de llorar como se debe su partida. Además, seguía sin aceptarlo, como apunté en mis redes sociales:

Sigo sin aceptar lo de Lemmy, pero al menos ya puedo leer sus publicaciones y se siente rebonito que muchos de ustedes también lo idolatraban.

Después de algunos días, pude garabatear mis pensamientos:

Hace 22 años, cuando sólo era un joven preparatoriano, en casa de uno de mis mejores amigos (Emiliano), en uno de esos fines de semana donde, con sus hermanos (Francisco y Benito) y mi otro mejor amigo (Éric), nos la pasábamos toda la noche jugando dominó y Risk con MTV de fondo, conocí a Motörhead con el video de "Iron fist"...



...La música, la voz y ese enorme puño me cautivaron tanto que al día siguiente corrí a buscar sus discos. Me compré el Aces High, que reunía sus grandes éxitos, y desde ese momento se convirtió en mi grupo favorito...




...Ahora con la muerte de Lemmy no sólo recuerdo (con un nudo en la garganta) todos los momentos (buenos y malos) en que su inconfundible voz me acompañó o la emoción de comprar disco tras disco o el par de veces que pude verlo en vivo, sino también aquella época donde Éric seguía vivo y Emiliano seguía siendo mi amigo. Muchas gracias, Lemmy, espero algún día encontrarte en el ozono.




Los días poco a poco retoman su monotonía habitual, y la pérdida se hace más evidente. Por ejemplo, ya me estoy recriminando por no haber traído a este viaje mi playera de Motörhead "de los conciertos" o no haber escrito más sobre la banda, y comprendí que ya no podré reseñar sus siguientes discos o verlos en vivo (en un par de semanas pensaba hacerlo en Glasgow).

Afortunadamente su música nunca me abandonará.


CURIOSIDADES:

*Para el primer concierto que Motörhead ofreció en tierras mexicanas (17 de mayo de 2000, en el Hard Rock Café) compré dos boletos y me gané otros dos en Órbita/Reactor: anunciaron que estarían justo en la esquina de Nuevo León y Baja California, regalando boletos. Éramos alrededor de 10 tipos, y los organizadores nos preguntaron si preferíamos trivia o dinámica. Todos respondieron "dinámica", excepto yo. Con actitud retadora (como cuando algún profesor te pregunta algo sabiendo de antemano que no lo sabrás) dijeron: "A ver, dime el nombre de 10 discos". A lo que respondí con actitud petulante: “¿En orden cronológico o alfabético?" Antes de que pudieran decir algo, recité de memoria toda su discografía.

Al final, sólo pudimos ir  Emiliano y yo. Los otros dos boletos, que eran para Éric y Mario (otro gran amigo al que también le perdí la pista) tuve que venderlos. El día del concierto llegué temprano al Hard Rock Café y, como soy un pésimo revendedor, le pedí a la chica de la taquilla que me permitiera ofrecérselos al próximo comprador, que resultó ser un señor que llegó preguntando quién tocaba esa noche y compró otros seis más. Cuando me retiraba, me topé a Phil Campbell, el guitarrista, quien amablemente me dio su autógrafo, y pude ver a Lemmy a no más de cinco metros.

El concierto, que sólo duró 75 minutos, abrió brutalmente con "Bomber". En los primeros acordes, Emiliano terminó embarrado en una pared. Yo aguanté estoicamente toda la canción, pero al terminar decidí alejarme un pelín de la zona de slam.


*Una foto cuando tenía alrededor de 20 años, con mi playera del Bastards:




*En uno de mis más recientes cuentos, que espera dictamen para formar parte de una antología, Lemmy es uno de los personajes: su inconfundible voz aparece a cada rato aconsejando al protagonista.