jueves, 30 de julio de 2009

INFORME NEGRO

Detective a la mexicana:

INFORME NEGRO
Francisco Hinojosa

1. Agoté la Constitución y el Código Civil. Como no encontré ninguna ley que lo prohibiera me autonombré detective privado en una ceremonia íntima y sencilla.

2. Mandé imprimir un ciento de tarjetas de presentación con un logotipo moderno que yo mismo diseñé.

3. La sala de la casa quedó transformada en una auténtica oficina de detective. Ordené mis libros detrás del escritorio, en una vitrina que resté al mobiliario del comedor, desempolvé un viejo sillón de familia para los clientes y dispuse el carrito—cantina junto al escritorio.

4. Pagué un anuncio en el periódico en el que ofrecía absoluta eficacia y discreción en toda índole de investigaciones.

5. Renuncié por teléfono a mi trabajo en la fábrica de clips. Mi jefe se lamentó: "Nos mete en un apuro, señor Sanabria, nadie como usted conoce esta empresa. Es una lástima."

6. Me puse corbata nueva y un saco sport, eché las piernas sobre el escritorio y me entregué a la lectura del periódico en espera de la llamada de mi primer cliente.

7. A las dos y veinte de la tarde, después de haber leído varias veces mi anuncio y de consumir todas las secciones, salí a comer. Necesitaba un trago fuerte para reanimarme.

8. Al llegar al bar colgué mi sombrero y mi gabardina en el perchero y pedí un escocés con agua mineral y dos tortas. A la tercera mordida tuve una buena idea que me permitiría auto-promoverme en el bar al tiempo que practicar algunas técnicas de mi nuevo oficio.

9. Le mostré al cantinero la única fotografía que llevaba en mi cartera. Un retrato reciente de mamá.

10. "No, señor", me dijo. "Personas como ella no son muy frecuentes en este lugar. ¿Es usted de la judicial?"

11. "Detective privado", le contesté. "Es probable que esta mujer haya asesinado a un hombre. Si la ve por aquí, no deje de avisarme." Le extendí mi tarjeta.

12. Al regresar a la oficina le llamé a mamá. Mi hermana me dijo que había salido a surtir algunos pedidos de las bufandas que tejía y que llegaría hasta la noche.

13. Hablé con mi hermana lo indispensable para colgar y dejar así libre la línea del teléfono.

14. Contento de mi buena actuación en el bar, me dormí con la esperanza de que el cantinero pudiera turnar mi tarjeta a alguno de sus clientes con problemas matrimoniales.

15. Me despertó el sonido del aparato. Contesté con la voz un tanto adormilada pero aún atractiva. Era Francisca, la hija de María Elena, mi ex esposa. "Tom, necesito hablar contigo", me dijo. "Es muy urgente." Le di cita al día siguiente por la mañana. Así podría pensar bien en una excusa para no enviarle dinero a María Elena.

16. A las ocho menos doce, luego de contemplar pacientemente la quietud del teléfono, decidí volver al bar. Un detective serio y analítico, pensé, no debería desesperarse tan pronto.

17. Me sentí un estúpido cuando le pregunté al cantinero "¿Nada nuevo, amigo?" "No, señor. En absoluto." Y me sirvió un martini seco en vez del escocés que le había pedido.

18. Preferí tomarme ese perfume y no reclamar. Mostré la fotografía de mamá a un hombre que bebía junto a mí en la barra.

19. Cuando supo que yo era detective se interesó más por la fotografía. Pero a pesar de los esfuerzos que hizo por repasar mentalmente todos los rostros que alguna vez había visto, no reconoció a mamá.

20. "¿Qué ha hecho?", me preguntó. "Homicidio", respondí. Intercambiamos tarjetas de presentación. Se llamaba Cornelio Campos, representante de una compañía farmacéutica.

21. Por la noche soñé que mamá entraba al bar, sacaba de su bolsa una ametralladora y acribillaba al cantinero. En respuesta, Cornelio le arrojaba una botella de whisky que se estrellaba en su blanca cabellera.

22. En el momento en que comprobaba que mi anuncio había vuelto a aparecer en el periódico llamaron a la puerta. Era Francisca.

23. Me había propuesto recibir a mi ex hijastra, a quien no veía desde hacía cinco años, con la mayor indiferencia de la que fuera capaz. Pero fue imposible: había dejado de ser una chiquilla de quince años para transformarse en una mujer atractiva y bien dotada.

24. Tuve que disculparme e ir al baño para ruborizarme sin que ella se diera cuenta.

25. "Tom, no sabes la sorpresa que me dio encontrarme con tu nombre en el periódico." "¿Te gusta leer los anuncios clasificados?", le pregunté con horror. "Oh, no, Tom. Déjame contarte..."

26. Me dijo que su novio había muerto la semana pasada. Según la versión oficial se había suicidado y según la suya lo habían asesinado. Le pregunté con tono escéptico cuáles eran las razones que tenía para sospechar algo tan delicado.

27. "En primer lugar, Chucho no se hubiera suicidado: íbamos a casarnos en agosto. En segundo, él tenía una pistola, no había razón para matarse con un puñal. Y en tercero, Chucho me había confiado unos días antes que alguien lo había amenazado de muerte..."

28. Sus sollozos me conmovieron. Cuando por fin pudo calmarse tras un largo vaso de escocés, terminó de contarme algunos detalles importantes para la investigación, me dio una fotografía de su ex novio, con el rostro un tanto escondido por un saxofón, y me hizo una lista de las personas con las que tenía relaciones estrechas.

29. Se despidió de mí con un beso que no llegó a hacer contacto con mi mejilla y salió sin que habláramos antes de mis honorarios por conceptos profesionales.

30. Como de alguna manera tenía que empezar las investigaciones, y sin dinero eso era imposible, tuve que llamarle a mamá para pedirle un préstamo a corto plazo.

31. —Por supuesto, hijo, puedes pasar por él cuando quieras—. Me reclamé a mí mismo las ofensas que le había hecho a su imagen. Guardé la fotografía bajo el cristal de mi escritorio.

32. Elegí al azar un nombre de la lista que elaboró Francisca. Como la casa del señor Ardiles, padre del finado, estaba muy lejos de mi oficina, decidí hacer una escala en el bar para pensar en las preguntas que le haría.

33. El cantinero miró detenidamente la fotografía de Chucho. "¿Es la víctima?" "Por supuesto", le respondí con malicia. "No, no creo haberlo visto por aquí. ¿Por qué cree usted que toda la gente de la ciudad viene a este bar? Podría intentar en otros..." Asentí con la cabeza y apuré los dos tragos que me restaban: uno de escocés y el otro de caldo de camarón.

34. El colectivo que me llevó hasta la casa del señor Ardiles tardó casi una hora en llegar. Desde que lo vi lo borré de la lista de sospechosos, pues podría tener cara de ladrón, de violador o de dentista, pero nunca de filicida.

35. "No sé por qué se le ha metido esa idea en la cabeza a Francisca", me dijo. "Chucho era un chico solitario, nervioso y con tendencia a la depresión. Su suicidio, en verdad, no me sorprendió tanto como a su madre o a sus amigos."

36. Joaquín Junco, dueño de la miscelánea La Zorrita: "Yo también creo que lo mataron, porque ese muchacho no es de esos que andan suicidándose así porque sí. Prométame que si agarra al hijo de puta que lo mató me va a avisar para que yo le ponga una buena madriza."

37. Georgina Mondragón, ex novia de Chucho: "Pobre Gordito, era tan bueno... Yo no creo que se haya suicidado ni que lo hayan matado."

38. Lucho Romo, amigo de la infancia del occiso y batería del grupo de jazz: "Pinche Chucho, yo creo que se aceleró. Le voy a decir la neta, míster Sanabria: se agarró la puñalada porque ya no lo estaban surtiendo, ¿me entiende?" Por supuesto que no le entendí una sola palabra. Todo lo que me dijo eran puras incoherencias. Pobre chico.

39. Casi era medianoche cuando llegué a recoger el dinero a casa de mamá. Ella no estaba, como ya era su costumbre; me había dejado un fajo de billetes con mi hermana. Nunca pensé que las bufandas le pudieran dejar tanto. Decidí tomar sólo uno de a cinco mil.

40. Eché las piernas sobre el escritorio y me puse a revisar mi libreta de apuntes. Aún no tenía ninguna pista concreta. El único comentario que me preocupaba era el de Georgina Mondragón: quizá fuera cierto que no se trataba de un suicidio o de un asesinato. Un accidente, por qué no.

41. De pronto me sentí incapaz de resolver el caso. Tuve que empujarme lo que sobró de la botella de whisky para quedarme dormido.

42. Al despertar, Francisca estaba frente a mí, con una taza de café en una mano y con mi correspondencia en la otra. Su atuendo era una provocación clara, definida, victoriosa. "Perdona que haya entrado así a tu casa, Tom. La puerta estaba abierta..."

43. Después de afeitarme y vestirme volví con Francisca. Me esperaba sentada en mi escritorio, con otra taza de café en las manos y con un cigarrillo en la boca.

44. "Ayer por la noche", empezó, "recibí un telegrama. Es la prueba de que no estoy loca, de que Chucho fue asesinado. Tengo miedo, Tom, mucho miedo.

45. LAMENTABLE SUICIDIO (PUNTO) NO QUEREMOS OTRO SENSIBLE ACAECIMIENTO (PUNTO) MANOLA.

46. "No tengo idea de quién pueda ser esa Manola, Tom. Debes creerme. También a mí me quieren matar y no sé por qué, de verdad..."

47. Apagué su llanto con un poco de brandy que sobraba en la licorera. Guardé el telegrama y le pedí a Francisca que se quedara en la oficina porque podía ser peligroso que estuviera sola en la calle. La ofrecí mi biblioteca.

48. Antes de pasar a Telégrafos decidí darme una vuelta por la casa de la mamá de Chucho. Durante el trayecto del taxi no pude quitarme de la cabeza la figura de Francisca. Era adorable.

49. Tuve una repentina corazonada que me llevó a aventurar un comentario: "Señora Pereira", le dije, "un amigo de su hijo, un tal Lucho, me insinuó que a su hijo no lo surtían. ¿Tiene idea de a qué se refería?"

50. "Chucho era bueno, señor Sanabria, créamelo. Reconozco que tenía ese pequeño defecto. Pero lo que lo estaba hundiendo no eran las pastillas. El verdadero problema era que él servía de intermediario entre sus amigos y los vendedores de la mercancía, ¿me explico?"

51. Por supuesto que se explicaba. Ya había tenido la sospecha de que existía algo turbio en el caso: drogadicción, narcotráfico, farmacodependencia. Sabía que algo tenía aquel rostro oculto tras el saxofón.

52. La señora Pereira no pudo darme ninguna pista más. Al despedirme la vi tan afligida que preferí dejarle mi tarjeta en la mesa del recibidor.

53. El empleado de Telégrafos se rió de mí cuando le dije que era detective privado y que estaba buscando a la persona que había escrito el telegrama. "Usted cree que yo me dedico a leer las pendejadas que escribe la gente. Pues se equivoca, amigo, yo sólo cuento palabras y cobro el importe."

54. Lo amenacé de complicidad en el homicidio si no cooperaba, pero solamente logré que me despidiera con un par de altisonantes insultos, a los que no respondí por ética profesional.

Crimen en un café de Av. Hidalgo/ Hermanos Mayo/ AGN/ 1946.

55. Paré en el supermercado para comprar una botella de whisky y dos órdenes de paella preparada.

56. Al entrar en mi oficina, Francisca no hizo siquiera el intento de bajar las piernas de mi escritorio. La sorprendí leyendo mi correspondencia.

57. Nos miramos a los ojos un largo minuto sin decir palabra. Por fin me acerqué a ella, le arrebaté la carta que había violado, tomé su bolso y lo vacié sobre el escritorio.

58. Un bilé, un bolígrafo, un monedero, un cepillo atiborrado de cabel1os rubios, un estuche de kleenex, un par de medias nylon, dos limones y un frasquito con pastillas rojas y amarillas.

59. "No contaba con que tú me mintieras", le reclamé. "Será mejor que empieces por decirme a quién compraba Chucho esas porquerías."

60. Por fin se dignó bajar las piernas de mi escritorio y corrió a abrazarme con todas sus fuerzas. Mi debilidad de ex padrastro ayudó a que el enojo se transformara en compasión. "Tengo miedo, Tom. Si fueron capaces de matar a Chucho, también lo harán conmigo. No dejes que me maten, por favor, Tom, no dejes que..."

61. Luego de estrenar la botella de whisky la recosté en el sillón de los clientes y le prometí no menos de una docena de veces que no la iban a matar mientras yo viviera. "No te preocupes, pequeña, Tom te va a proteger. Sólo necesitas ser buena y decirme a quién le compraba Chucho esas pastillas."

62. "Lo acompañé varias veces con el vendedor. Le dicen Richard y, si las cosas no han cambiado, se le puede encontrar entre las cuatro y las cinco de la tarde en un bar llamado La Providencia. Es un hombre gordo, canoso, arrugado. Siempre usa botas vaqueras y tirantes. Es peligroso. No dejes que te mate."

63. Cuando por fin la pude dejar dormida sobre el sillón de los clientes llamaron por teléfono. Era el cantinero. Dijo que la persona a la que yo buscaba se encontraba en esos momentos en su bar.

64. "¿Mamá en un bar?", me pregunté.

65. El parecido físico era sorprendente, lo reconozco, pero quienquiera que conozca a mamá no podría confundirla con semejante vulgaridad de señora. El cantinero resultó ser un poco miope en lo que se refiere a las almas humanas.

66. Sin embargo, me vi obligado a seguir el juego detectivesco para atraer a futuros clientes. La conversación con ella fue difícil, ya que Cornelio y el cantinero me observaban atentamente, como si de un momento a otro yo fuera a ponerle esposas a la señora y a leerle sus derechos.

67. Quizás fue el aburrimiento que me causaba la situación lo que me llevó a practicar la misma técnica que utilicé con mi ex hijastra y que tan buenos resultados me dio.

68. Con un movimiento brusco, intenté vaciar su bolso sobre la mesa. Pero, por una reacción contraria a la que tuvo Francisca, la sospechosa me estrelló en la cabeza su asqueroso vaso de vodka antes de que sus efectos personales terminaran de hacer contacto con la mesa. En cuanto me di cuenta de mi error y traté de defenderme, la señora me remató con un cenicero en la nariz que me nubló la vista.

69. Al volver en mi, Cornelio intentaba darme un trago de cerveza. "No pudimos detenerla, señor Sanabria", se disculpó el cantinero. "Estaba tan furiosa que bien hubiera podido enfrentarse con un ejército. Ya lo creo que debe tratarse de una asesina peligrosa."

70. "No se preocupen", calmé a mis afligidos interlocutores. "El verdadero asesino se encuentra en eso momentos en un bar llamado La Providencia."

71. Cornelio se ofreció a acompañarme. Tenía un Ford cincuenta y tantos que amenazaba con dejarnos en cada esquina. Por el camino le platiqué lo poco que sabía acerca del tal Richard.

72. "No tenga miedo, mi detective —me animó—, llevo conmigo una navaja y sé muy bien cómo usarla." Tuve que mentirle: le aseguré que yo llevaba un revólver en la bolsa del saco.

73. A las cuatro y media llegamos a La Providencia. Ningún tipo, de los pocos que había en el bar, se parecía a la descripción que Francisca me dio de Richard. Ordenamos dos cervezas.

74. Mientras esperábamos el arribo del homicida, Cornelio se dedicó a platicarme la historia de su vida. Después de convencerme de que era todo un experto en el manejo de diversas armas, desde una escopeta hasta la soga, me confesó que había pasado varios años en la cárcel por haber intentado ahorcar a su esposa.

75. Empezaba a exponer las razones que lo llevaron a su frustrado intento conyugicida cuando descubrimos a Richard, con sus botas vaqueras y sus tirantes. Bebía tequila y cerveza en una mesa contigua a la nuestra.

76. Para impedir que tuviera tiempo de escaparse o de que él nos atacara primero, se me ocurrió un brillante plan, que le confié a Cornelio en secreto.

77. Con el pretexto de una supuesta ebriedad, mi compañero y yo nos subimos a la mesa con la intención de bailar el chachachá que retumbaba en el bar, pero en vez de marcar el paso saltamos felinamente sobre nuestro hombre.

78. Cornelio lo apresó del cuello y yo de la cintura. Richard no tuvo tiempo siquiera de tragar el sorbo que le había dado a su tequila.

79. "Te estamos apuntando con pistolas", le dije al verlo cegado por la sorpresa. "Un solo movimiento en falso y no dudaremos en atravesarte las tripas, cerdo."

80. Con voz serena, grave, inteligente, dije a todos los que se encontraban en el bar que éramos de la policía y que les pedíamos, a excepción de los empleados, que salieran de allí cuanto antes.

81. Luego obligué a Richard a que mantuviera las manos sobre el piso mientras lo registraba. Encontré una 38 especial en la bolsa del saco y una 45 en la parte trasera del pantalón. Le pasé a Cornelio la de menor calibre.

82. "Ahora vas a ser un buen chico —hostigué al viejo— y vas a salir con nosotros. Si intentas escapar, despídete para siempre de tus tequilas." Al salir del bar tiré sobre la barra uno de a mil.

83. Me incomodaba un poco la docilidad del tipo, pues todo lo que le pedía lo acataba sin reparos. Lo subimos al Ford y, antes de interrogarlo, le dimos un paseo por calles solitarias.

84. "No somos amigos —acometí—, de eso puedes estar muy seguro. Estás acusado de homicidio, con los tres agravantes, y de narcotráfico y corrupción de menores. Y no te vamos siquiera a leer tus derechos." "No tienen ninguna prueba contra mí —se defendió—, yo no he matado a nadie, de verdad..., yo no fui."

85. "Fue Teté", se burló con mal estilo Cornelio. "En estos momentos, Richard, te vamos a llevar a un pequeño cuartito donde se encuentran reunidos todos los amigos de Chucho, ¿lo recuerdas, cariño?", volvió a arremeter Cornelio con evidente vulgaridad, aunque no sin una cierta sutileza en su amenaza que me dejó satisfecho.

86. "Les repito que yo no maté al muchacho y que no existe ninguna prueba contra mí. Pueden hacerme lo que quieran: no escupiré nada." Después de darle a Richard un fuerte codazo en las costillas, Cornelio arrancó su destartalado e inofensivo Ford.

87. A fuerza de bofetadas Richard se ablandó y nos propuso un trato: nos llevaba con Manola, la verdadera asesina y jefa de la organización de narcotráfico, a cambio de su libertad. Le contesté que lo máximo que podía ofrecerle era dejarlo suelto después de atrapar a la tal Manola. En adelante, él tendría que defender esa libertad.

88. "Excelente, mi detective, excelente", dijo con evidente admiración Cornelio, ansioso de entrar en acción y demostrarme su habilidad en el uso del cuchillo. Pronto lo desilusioné.

89. "Quizás necesitemos refuerzos para entrar en casa de Manola. No sabemos cuántos hombres puedan estar allí esperándonos. Pero no te preocupes, eso yo lo soluciono. Tengo un amigo en la policía. Tú cuida a Richard mientras yo le llamo por teléfono.

90. El comandante Cipriano Herrera había sido durante algún tiempo el detective de la fábrica de clips. Un día lo salvé de que lo despidieran por quedarse dormido. Desde entonces prometió pagarme el favor. Cuando le dieron su nombramiento en la Policía me llamó para ponerse a mis órdenes. Marqué su número.

91. "¿Dónde puedo encontrarte, Tomás?" "Estoy en la esquina de La Paz y Revolución. Conmigo está el soplón y un amigo que ahora le apunta con la pistola." "Tardaré unos quince minutos —me dijo—, espérame allí."

92. Le llamé también a Francisca para pedirle que se reuniera con nosotros y pudiera así ver el desenlace del caso que me había comentado.

93. En el Ford, Richard se encontraba con las manos fuertemente amarradas con una corbata. Cornelio le picaba las costillas con su navaja: "Trató de escaparse, Tomás, pero a mí ningún cerdo me engaña. ¿O no es cierto, Ri—car—do?", le dijo al acusado despectivamente.

94. Primero llegó Francisca, que me besó cálidamente la mejilla, y un poco después Cipriano en un Mercedes viejo sin placas. Me abrazó con tal fuerza que cualquiera hubiera pensado que éramos dos hermanos que acababan de reencontrarse después de una guerra.

95. Jaló de los cabellos a Richard y lo metió en su Mercedes, donde lo esperaban otros tres hombres con sus respectivos rifles. "Hace varios años que estamos buscando a Manola. Así es que el favor, en realidad, me lo has hecho tú a mí. Ya sabré cómo pagártelo."

96. Nos dirigimos hacia el sur hasta el pueblo de Tlalpan, justo en la zona en la que pasé una buena parte de mi infancia y mi adolescencia.

97. Me vinieron a la mente las cascaritas que jugábamos de niños contra un equipo de la avenida. ¡Qué épocas!

98. Al detenerse el Mercedes, el primero en bajar fue Richard, seguido por las cuatro espaldas de la Policía. Y tras ellos, nosotros: Cornelio, desafiante, y Francisca, temerosa, bajo mi hombro.

99. Yo creo que nunca había sentido latir mi corazón tan aceleradamente. Y no era por la emoción que significaba acercarme con éxito al término de mi primer trabajo como detective, sino por la sorpresa que el destino me tenía reservada.

100. Al abrirse la puerta de la casa señalada por Richard, mis ojos se llenaron de lágrimas al mismo tiempo que Cornelio gritaba jubiloso: "Es ella, Tomás, la de la fotografía. ¡La encontramos!"

miércoles, 29 de julio de 2009

VIDEOTAPE

Para este triste miércoles, Thom Yorke de RADIOHEAD interpretando en vivo VIDEOTAPE del gran y más reciente álbum IN RAINBOWS.

martes, 28 de julio de 2009

LA MANO DE LA HORMIGA 02

Otra minificción:

EL VENGADOR

El cacique Huantepeque asesinó a su hermano en la selva, lo quemó y guardó sus cenizas calientes en una vasija. Los dioses mayas le presagiaron que su hermano saldría de la tumba a vengarse, y el fratricida, temeroso, abrió dos años después el recipiente para asegurarse que los restos estaban allí. Un fuerte viento levantó las cenizas, cegándolo para siempre.
OSEAR ACOSTA, El Arca (cuentos breves).

MARTES $15

Se apiadaron de nuestros bolsillos así que esta sección cambia de nombre.
Un poco de humor a la inglesa:

¿Qué pasaría si el premio de la lotería nacional cae en un pueblito de menos de cien habitantes donde la mayoría son viejitos? El Divino Ned (Walking Ned Divine) nos relata de forma hilarante las peripecias que tendrá que hacer todo el pueblo para que el premio se quede con ellos.

Full Monty / Todo o nada es ya un clásico del humor inglés. Imagina que tú y tus amigos organizan un show para mujeres y así salir de la mala racha económica. Excelentes canciones que te harán mover el pie y provocarán que te quites la ropa.

La pareja (Simon Pegg y Nick Frost) que literalmente me mataron de risa en El desesperar de los muertos (Shaun of the dead) regresan en Super Policias (Hot fuzz). Un policía arrogante es asignado a un pueblito lleno de policías ineptos y lugareños raros. Habrá un misterio por resolver de forma bastante sangrienta y divertida.

¿Qué es lo peor que puede pasar en un funeral? Un funeral de muerte (Death at the funeral) nos lo responde. Humor inglés a su máximo. Prácticamente llorarán de tanto reir y habrá más de uno que se muera de la risa.

lunes, 27 de julio de 2009

CORTÀZAR 02

De su Manual de Instrucciones contenido en Historias de cronopios y de famas (1962).
Si asì fueran todas las instrucciones la vida serìa màs fàcil.

Instrucciones para llorar

Dejando de lado los motivos, atengámonos a la manera correcta de llorar, entendiendo por esto un llanto que no ingrese en el escándalo, ni que insulte a la sonrisa con su paralela y torpe semejanza. El llanto medio u ordinario consiste en una contracción general del rostro y un sonido espasmódico acompañado de lágrimas y mocos, estos últimos al final, pues el llanto se acaba en el momento en que uno se suena enérgicamente. Para llorar, dirija la imaginación hacia usted mismo, y si esto le resulta imposible por haber contraído el hábito de creer en el mundo exterior, piense en un pato cubierto de hormigas o en esos golfos del estrecho de Magallanes en los que no entra nadie, nunca. Llegado el llanto, se tapará con decoro el rostro usando ambas manos con la palma hacia adentro. Los niños llorarán con la manga del saco contra la cara, y de preferencia en un rincón del cuarto. Duración media del llanto, tres minutos.

VS EL TRABAJO 01

Los lunes son días deprimentes; cortan de tajo la inercia del fin de semana. Poseen la maldición de presentarse inmediatamente después del encuentro con nosotros mismos. Sin quererlo, se plantan como murallas donde se estrellan nuestros sueños regresándonos a la vulgar realidad.
¿Trabajamos para vivir o vivimos para trabajar?

En esta nueva sección de cada lunes se expondrán fragmentos de ensayos contra el trabajo.
Me quedo con una frase que escuché en algún lugar:
El trabajo me da para comer, pero las artes me dan para vivir.

"¿Puede haber algo más necio que la sensibilidad de ciertos hombres, me refiero a aquellos que se jactan de prudentes? Están ocupados y se afanan en ver cómo podrían vivir mejor, sin darse cuenta de que ¡planean su vida a costa de su vida! Hacen proyectos a largo plazo, cuando la dilación es la mayor pérdida de vida; suprime siempre el día de hoy, nos despoja del presente mientras promete lo que vendrá. El mayor obstáculo para vivir es la expectativa; nos perdemos el ahora por estar pendientes del mañana. Dispones de lo que está en manos de la fortuna y dejas pasar lo que está en las tuyas.
¿Dónde pones la mira? ¿Adónde te diriges? Todo lo que está por venir es incierto: vive el momento actual. He aquí que Virgilio, el mayor poeta, como inspirado por boca divina, canta este saludable verso:
Los mejores días de la vida son los primeros que escapan a los míseros mortales.
¿Por qué vacilas?, pregunta. ¿Por qué te detienes? Si no lo aprovechas, el tiempo huye. Y aunque lo aproveches, también huirá. De modo que hay que luchar contra la celeridad del tiempo empleándolo a toda velocidad, como el que bebe a toda prisa de un torrente raudo que no ha de fluir por siempre. También para censurar la vacilación interminable habla el poeta, sino de los mejores días.
¿Cómo es que tú, confiado y lento, en esta apresurada huída del tiempo, te prometes una larga serie de meses y años a la medida de tus deseos? El poeta te habla sólo de días y de cómo se disipan. ¿Cómo poner en duda que los mejores días son también los primeros que escapan a los míseros mortales, esto es, a los hombres ocupados? A sus espíritus todavía pueriles los agobia la vejez, a la que llegan desarmados y sin haberse preparado. En efecto, nada se ha previsto; de repente y sin pensarlo cayeron en ella, pues no advirtieron que día a día se iba acercando. Del mismo modo que una lectura, una conversación o un pensamiento un poco más profundo capturan la atención de los viajeros, y de golpe se percatan de que ya llegaron sin haberse dado cuenta de que se acercaban al final del viaje, así este constante y velocísimo camino de la vida, que hacemos al mismo paso los dormidos y los despiertos, no se revela a los atareados más que al último. "
LUCIO ANNEO SÉNECA

sábado, 25 de julio de 2009

UZUMAKI

Los orientales son por naturaleza entes misteriosos.
Ojos pequeños, rostros inexpresivos y una cultura totalmente diferente a la nuestra.
Es en vano tratar de descifrarlos.
Sus películas no son la excepción. Poseen un sentido altamente desarrollado de lo estético y sus historias son refrescantes.
Han sabido explotar este misterio en sus películas de horror.
Puede ser que de primera instancia no logremos identificarnos con los personajes, pero en seguida nos vemos sumergidos en su espiral de locura.
Lovecraft tenía toda la razón al decir que "la sensación más antigua y más fuerte del hombre es el miedo; y el miedo más antiguo y más fuerte es el miedo a lo desconocido"
Hace algunos años tuvieron auge estas películas orientales de fantasmas de larga cabellera negra y llenos de motivos acuáticos.
Los gringos no tardaron en hacer refritos, algunos muy buenos, y rápidamente sobre-explotaron el tema.
Por eso es tan refrescante ver una película que no toca esa temática.
UZUMAKI es una película japonesa del 2000 dirigida por Higuchinsky. Está basada en la manga, del mismo nombre, creada por Junji Ito.
Mis conocimientos de manga son ínfimos, así que citaré a Mauricio Matamoros Durán de su libro: La imágen reptante; H. P. Lovecraft y el cómic mundial.
"... de Oriente ha llegado un horror tan original como el concebido hace más de medio siglo por el creador de los Mitos de Cthulhu, y el cual tampoco mira indiferente a aquél ambiente enrarecido y de olor a mar que llegó de Providence.
Junji Ito indudablemente se cuenta entre los innovadores recientes al Horror, desde la tribuna de la historieta japonesa: el manga. Delimitado tan sólo por la tinta y el papel, Ito ha creado un universo de auténtico terror a lo desconocido incrustrado en la -en apariencia inquebrantable- forma humana, y sus escenarios supuestamente alejados de lo sobrenatural. Ito hace del cuerpo humano una materia puesta para la experimentación de lo grotesco, y de ahí, por extensión, una exploración del universo desconocido como espacio integral de lo más oscuro de la mente y el alma humana, ya sea en historietas protagonizadas por una mujer de indescriptible belleza que enloquece de amor a los hombres llevándolos a una pasión homicida (Tomie), sobre un pueblo costero que se rige y se pierde con la maldición del espiral (Uzumaki) o, entre otras, una ciudad diezmada por una plaga de peces y mamíferos marinos que invaden la superficie (Gyo). Con Ito los sucesos más extraordinarios, absurdos e increíbles encarnan a través de la línea realista y barroca de la tinta en su mano, creando un real y absoluto sentimiento de horror pocas veces producido desde el papel."
Efectivamente, la película es una espiral de sucesos extraordinarios y absurdos. Cuenta la historia de un pueblo costero, Kurouzo-chó, cuyos habitantes poco a poco van perdiendo la razón (clara influencia de Dunwich o Insmouth de Lovecraft) debido a que en todos lados se encuentra "la espiral".
El ambiente es oscuro, asfixiante y desolador (otra clara influencia de Lovecraft) donde a veces no podemos distinguir si se trata del mundo de los vivos, de los muertos o de los sueños.
La obsesión por el espiral (que afortunadamente no se explica) se apodera de los habitantes del pueblo arrastrándolos a cometer locuras (bonitas escenas gore).
A pesar de que no se trata de una adaptación de un cuento de Lovecraft, es la primer película que veo que logra transmitir esas atmósferas sofocantes de sus historias.
La fotografía (tonos verdes), los efectos visuales y la música nos envuelven llevándonos por la espiral de imágenes alucinantes que no podremos borrar de nuestras mentes.
Cuando el espiral se hace evidente, en cada escena aparecerá uno escondido; es divertido encontrarlo.
Resumiendo: Si ya se hartaron de las películas de horror que involucran niñas de largas cabelleras y buscan algo diferente, esta es una excelente opción; y para los amantes del trabajo de Lovecraft, el poder ver (por fin) en la pantalla sus atmósferas y una historia llena de horror cósmico les dibujará una sonrisa en su rostro.

jueves, 23 de julio de 2009

LABIOS ARDIENTES 02

En lo que esperamos que de a luz Embryonic (disco doble que saldrá a finales de Septiembre) THE FLAMING LIPS nos dan una probadita de lo que promete ser (como siempre) un gran disco.
Disfruten de SILVER TREMBLING HANDS en vivo:



LA MANO DE LA HORMIGA 01

Antología de minificciones recopilada por Antonio Fernández Ferrer.

EL ENVIADO

Corrió hacia la boca del pozo como un desesperado. De las profundas aguas de su interior, a más de un centenar de pies de la superficie, los quejidos se hacían más prolongados y estremecedores. Moisés se inclinó sobre el brocal de piedras y asomó la sudorosa cabeza por el oscuro círculo. Abajo, alguien se ahogaba. Con sólo echar una soga el infeliz podría salvarse. Moisés tenía en sus manos la vida de aquel hombre. Afirmándose con cuidado en las piedras, Moisés gritó con decisión: "¡Hermaño, no te angusties más, que tu agonía ha terminado!". Al escuchar este mensaje redentor el desdichado inmerso columbró un luminoso rayo de esperanza. Y con la voz ronca y entrecortada sollozó con inmensa gratitud: "¡Gracias, Dios mío, por oír mis plegarias!". Entonces Moisés, instrumento del Altísimo, cumplió la promesa que había hecho y tomando entre sus recios brazos una pesada rueda de hierro que había cerca, la dejó caer dentro del pozo. Como no volviera a escuchar ningún otro lamento, Moisés se retiró discretamente para continuar sus labores.

Jesús Abascal, en
Cuentos cubanos de lo fantástico y extraordinario.

miércoles, 22 de julio de 2009

UNITED STATES OF EURASIA

United States of Eurasia/Collateral Damage vendrá en THE RESISTANCE, el nuevo disco de MUSE.
Excelente canción con dejos de Queen pero con ese sello en letra y música que ha hecho de MUSE lo que es: la mejor banda de la actualidad.
Disfruten:



You and me are the same,
We don't know or care who's to blame,
But we know that whoever holds the reins,
Nothing will change, our cause has gone insane;

And these wars, they can't be won,
And these wars, they can't be won,
And do you want them to go on and on and on?
Why split these states, when there can be only one?!

And must we do as we're told?!
Must we do as we're told?!

-Instrumental Interlude-

You and me fall in line,
To be punished for unproven crimes,
And we know that there is no one we can trust,
Our ancient heroes, they are turning to dust!

And these wars; they can't be won,
Does anyone know or care how they begun?
They just promise to go on and on and on
but soon we will see there can be only one...
UNITED STATES!
UNITED STATES of...
Eura-sia! -sia! -sia!
Eura-sia! -sia! -sia!
Eura-sia! -sia! -sia!

martes, 21 de julio de 2009

CORTÁZAR 01

"Julio Cortázar nació en Bruselas el 26 de Agosto de 1914, de padres argentinos. Llegó a la Argentina a los cuatro años. Paso la infancia en Bánfield, se graduó como maestro de escuela e inició estudios en la Universidad de Buenos Aires, los que debió abandonar por razones económicas. Trabajó en varios pueblos del interior del país. Enseño en la Universidad de Cuyo y renunció a su cargo por desavenencias con el peronismo. En 1951 se alejó de nuestro país y desde entonces trabajó como traductor independiente de la Unesco, en París, viajando constantemente dentro y fuera de Europa. En 1938 publicó, con el seudónimo Julio Denis, el librito de sonetos ("muy mallarmeanos", dijo después el mismo) Presencia. En 1949 aparece su obra dramática Los reyes. Apenas dos años después, en 1951, publica Bestiario: ya surge el Cortázar deslumbrante por su fantasía y su revelación de mundos nuevos que irán enriqueciéndose en su obra futura: los inolvidables tomos de relatos, los libros que desbordan toda categoría genérica (poemas-cuentos-ensayos a la vez), las grandes novelas: Los premios (1960), Rayuela (1963), 62/Modelo para armar (1968), Libro de Manuel (1973). El refinamiento literario de Julio Cortázar, sus lecturas casi inabarcables, su incesante fervor por la causa social, hacen de él una figura de deslumbrante riqueza, constituída por pasiones a veces encontradas, pero siempre asumidas con él mismo, genuino ardor. Julio Cortazar murió en 1984 pero su paso por el mundo seguirá suscitando el fervor de quienes conocieron su vida y su obra. "

Empezamos con un cuento fantástico:

La noche boca arriba

Y salían en ciertas épocas a cazar enemigos;
le llamaban la guerra florida.



A mitad del largo zaguán del hotel pensó que debía ser tarde y se apuró a salir a la calle y sacar la motocicleta del rincón donde el portero de al lado le permitía guardarla. En la joyería de la esquina vio que eran las nueve menos diez; llegaría con tiempo sobrado adonde iba. El sol se filtraba entre los altos edificios del centro, y él -porque para sí mismo, para ir pensando, no tenía nombre- montó en la máquina saboreando el paseo. La moto ronroneaba entre sus piernas, y un viento fresco le chicoteaba los pantalones.

Dejó pasar los ministerios (el rosa, el blanco) y la serie de comercios con brillantes vitrinas de la calle Central. Ahora entraba en la parte más agradable del trayecto, el verdadero paseo: una calle larga, bordeada de árboles, con poco tráfico y amplias villas que dejaban venir los jardines hasta las aceras, apenas demarcadas por setos bajos. Quizá algo distraído, pero corriendo por la derecha como correspondía, se dejó llevar por la tersura, por la leve crispación de ese día apenas empezado. Tal vez su involuntario relajamiento le impidió prevenir el accidente. Cuando vio que la mujer parada en la esquina se lanzaba a la calzada a pesar de las luces verdes, ya era tarde para las soluciones fáciles. Frenó con el pie y con la mano, desviándose a la izquierda; oyó el grito de la mujer, y junto con el choque perdió la visión. Fue como dormirse de golpe.

Volvió bruscamente del desmayo. Cuatro o cinco hombres jóvenes lo estaban sacando de debajo de la moto. Sentía gusto a sal y sangre, le dolía una rodilla y cuando lo alzaron gritó, porque no podía soportar la presión en el brazo derecho. Voces que no parecían pertenecer a las caras suspendidas sobre él, lo alentaban con bromas y seguridades. Su único alivio fue oír la confirmación de que había estado en su derecho al cruzar la esquina. Preguntó por la mujer, tratando de dominar la náusea que le ganaba la garganta. Mientras lo llevaban boca arriba hasta una farmacia próxima, supo que la causante del accidente no tenía más que rasguños en las piernas. "Usté la agarró apenas, pero el golpe le hizo saltar la máquina de costado..."; Opiniones, recuerdos, despacio, éntrenlo de espaldas, así va bien, y alguien con guardapolvo dándole de beber un trago que lo alivió en la penumbra de una pequeña farmacia de barrio.

La ambulancia policial llegó a los cinco minutos, y lo subieron a una camilla blanda donde pudo tenderse a gusto. Con toda lucidez, pero sabiendo que estaba bajo los efectos de un shock terrible, dio sus señas al policía que lo acompañaba. El brazo casi no le dolía; de una cortadura en la ceja goteaba sangre por toda la cara. Una o dos veces se lamió los labios para beberla. Se sentía bien, era un accidente, mala suerte; unas semanas quieto y nada más. El vigilante le dijo que la motocicleta no parecía muy estropeada. "Natural", dijo él. "Como que me la ligué encima..." Los dos rieron y el vigilante le dio la mano al llegar al hospital y le deseó buena suerte. Ya la náusea volvía poco a poco; mientras lo llevaban en una camilla de ruedas hasta un pabellón del fondo, pasando bajo árboles llenos de pájaros, cerró los ojos y deseó estar dormido o cloroformado. Pero lo tuvieron largo rato en una pieza con olor a hospital, llenando una ficha, quitándole la ropa y vistiéndolo con una camisa grisácea y dura. Le movían cuidadosamente el brazo, sin que le doliera. Las enfermeras bromeaban todo el tiempo, y si no hubiera sido por las contracciones del estómago se habría sentido muy bien, casi contento.

Lo llevaron a la sala de radio, y veinte minutos después, con la placa todavía húmeda puesta sobre el pecho como una lápida negra, pasó a la sala de operaciones. Alguien de blanco, alto y delgado, se le acercó y se puso a mirar la radiografía. Manos de mujer le acomodaban la cabeza, sintió que lo pasaban de una camilla a otra. El hombre de blanco se le acercó otra vez, sonriendo, con algo que le brillaba en la mano derecha. Le palmeó la mejilla e hizo una seña a alguien parado atrás.

Como sueño era curioso porque estaba lleno de olores y él nunca soñaba olores. Primero un olor a pantano, ya que a la izquierda de la calzada empezaban las marismas, los tembladerales de donde no volvía nadie. Pero el olor cesó, y en cambio vino una fragancia compuesta y oscura como la noche en que se movía huyendo de los aztecas. Y todo era tan natural, tenía que huir de los aztecas que andaban a caza de hombre, y su única probabilidad era la de esconderse en lo más denso de la selva, cuidando de no apartarse de la estrecha calzada que sólo ellos, los motecas, conocían.

Lo que más lo torturaba era el olor, como si aun en la absoluta aceptación del sueño algo se revelara contra eso que no era habitual, que hasta entonces no había participado del juego. "Huele a guerra", pensó, tocando instintivamente el puñal de piedra atravesado en su ceñidor de lana tejida. Un sonido inesperado lo hizo agacharse y quedar inmóvil, temblando. Tener miedo no era extraño, en sus sueños abundaba el miedo. Esperó, tapado por las ramas de un arbusto y la noche sin estrellas. Muy lejos, probablemente del otro lado del gran lago, debían estar ardiendo fuegos de vivac; un resplandor rojizo teñía esa parte del cielo. El sonido no se repitió. Había sido como una rama quebrada. Tal vez un animal que escapaba como él del olor a guerra. Se enderezó despacio, venteando. No se oía nada, pero el miedo seguía allí como el olor, ese incienso dulzón de la guerra florida. Había que seguir, llegar al corazón de la selva evitando las ciénagas. A tientas, agachándose a cada instante para tocar el suelo más duro de la calzada, dio algunos pasos. Hubiera querido echar a correr, pero los tembladerales palpitaban a su lado. En el sendero en tinieblas, buscó el rumbo. Entonces sintió una bocanada del olor que más temía, y saltó desesperado hacia adelante.

-Se va a caer de la cama -dijo el enfermo de la cama de al lado-. No brinque tanto, amigazo.

Abrió los ojos y era de tarde, con el sol ya bajo en los ventanales de la larga sala. Mientras trataba de sonreír a su vecino, se despegó casi físicamente de la última visión de la pesadilla. El brazo, enyesado, colgaba de un aparato con pesas y poleas. Sintió sed, como si hubiera estado corriendo kilómetros, pero no querían darle mucha agua, apenas para mojarse los labios y hacer un buche. La fiebre lo iba ganando despacio y hubiera podido dormirse otra vez, pero saboreaba el placer de quedarse despierto, entornados los ojos, escuchando el diálogo de los otros enfermos, respondiendo de cuando en cuando a alguna pregunta. Vio llegar un carrito blanco que pusieron al lado de su cama, una enfermera rubia le frotó con alcohol la cara anterior del muslo, y le clavó una gruesa aguja conectada con un tubo que subía hasta un frasco lleno de líquido opalino. Un médico joven vino con un aparato de metal y cuero que le ajustó al brazo sano para verificar alguna cosa. Caía la noche, y la fiebre lo iba arrastrando blandamente a un estado donde las cosas tenían un relieve como de gemelos de teatro, eran reales y dulces y a la vez ligeramente repugnantes; como estar viendo una película aburrida y pensar que sin embargo en la calle es peor; y quedarse.

Vino una taza de maravilloso caldo de oro oliendo a puerro, a apio, a perejil. Un trozito de pan, más precioso que todo un banquete, se fue desmigajando poco a poco. El brazo no le dolía nada y solamente en la ceja, donde lo habían suturado, chirriaba a veces una punzada caliente y rápida. Cuando los ventanales de enfrente viraron a manchas de un azul oscuro, pensó que no iba a ser difícil dormirse. Un poco incómodo, de espaldas, pero al pasarse la lengua por los labios resecos y calientes sintió el sabor del caldo, y suspiró de felicidad, abandonándose.

Primero fue una confusión, un atraer hacia sí todas las sensaciones por un instante embotadas o confundidas. Comprendía que estaba corriendo en plena oscuridad, aunque arriba el cielo cruzado de copas de árboles era menos negro que el resto. "La calzada", pensó. "Me salí de la calzada." Sus pies se hundían en un colchón de hojas y barro, y ya no podía dar un paso sin que las ramas de los arbustos le azotaran el torso y las piernas. Jadeante, sabiéndose acorralado a pesar de la oscuridad y el silencio, se agachó para escuchar. Tal vez la calzada estaba cerca, con la primera luz del día iba a verla otra vez. Nada podía ayudarlo ahora a encontrarla. La mano que sin saberlo él aferraba el mango del puñal, subió como un escorpión de los pantanos hasta su cuello, donde colgaba el amuleto protector. Moviendo apenas los labios musitó la plegaria del maíz que trae las lunas felices, y la súplica a la Muy Alta, a la dispensadora de los bienes motecas. Pero sentía al mismo tiempo que los tobillos se le estaban hundiendo despacio en el barro, y la espera en la oscuridad del chaparral desconocido se le hacía insoportable. La guerra florida había empezado con la luna y llevaba ya tres días y tres noches. Si conseguía refugiarse en lo profundo de la selva, abandonando la calzada más allá de la región de las ciénagas, quizá los guerreros no le siguieran el rastro. Pensó en la cantidad de prisioneros que ya habrían hecho. Pero la cantidad no contaba, sino el tiempo sagrado. La caza continuaría hasta que los sacerdotes dieran la señal del regreso. Todo tenía su número y su fin, y él estaba dentro del tiempo sagrado, del otro lado de los cazadores.

Oyó los gritos y se enderezó de un salto, puñal en mano. Como si el cielo se incendiara en el horizonte, vio antorchas moviéndose entre las ramas, muy cerca. El olor a guerra era insoportable, y cuando el primer enemigo le saltó al cuello casi sintió placer en hundirle la hoja de piedra en pleno pecho. Ya lo rodeaban las luces y los gritos alegres. Alcanzó a cortar el aire una o dos veces, y entonces una soga lo atrapó desde atrás.

-Es la fiebre -dijo el de la cama de al lado-. A mí me pasaba igual cuando me operé del duodeno. Tome agua y va a ver que duerme bien.

Al lado de la noche de donde volvía, la penumbra tibia de la sala le pareció deliciosa. Una lámpara violeta velaba en lo alto de la pared del fondo como un ojo protector. Se oía toser, respirar fuerte, a veces un diálogo en voz baja. Todo era grato y seguro, sin acoso, sin... Pero no quería seguir pensando en la pesadilla. Había tantas cosas en qué entretenerse. Se puso a mirar el yeso del brazo, las poleas que tan cómodamente se lo sostenían en el aire. Le habían puesto una botella de agua mineral en la mesa de noche. Bebió del gollete, golosamente. Distinguía ahora las formas de la sala, las treinta camas, los armarios con vitrinas. Ya no debía tener tanta fiebre, sentía fresca la cara. La ceja le dolía apenas, como un recuerdo. Se vio otra vez saliendo del hotel, sacando la moto. ¿Quién hubiera pensado que la cosa iba a acabar así? Trataba de fijar el momento del accidente, y le dio rabia advertir que había ahí como un hueco, un vacío que no alcanzaba a rellenar. Entre el choque y el momento en que lo habían levantado del suelo, un desmayo o lo que fuera no le dejaba ver nada. Y al mismo tiempo tenía la sensación de que ese hueco, esa nada, había durado una eternidad. No, ni siquiera tiempo, más bien como si en ese hueco él hubiera pasado a través de algo o recorrido distancias inmensas. El choque, el golpe brutal contra el pavimento. De todas maneras al salir del pozo negro había sentido casi un alivio mientras los hombres lo alzaban del suelo. Con el dolor del brazo roto, la sangre de la ceja partida, la contusión en la rodilla; con todo eso, un alivio al volver al día y sentirse sostenido y auxiliado. Y era raro. Le preguntaría alguna vez al médico de la oficina. Ahora volvía a ganarlo el sueño, a tirarlo despacio hacia abajo. La almohada era tan blanda, y en su garganta afiebrada la frescura del agua mineral. Quizá pudiera descansar de veras, sin las malditas pesadillas. La luz violeta de la lámpara en lo alto se iba apagando poco a poco.

Como dormía de espaldas, no lo sorprendió la posición en que volvía a reconocerse, pero en cambio el olor a humedad, a piedra rezumante de filtraciones, le cerró la garganta y lo obligó a comprender. Inútil abrir los ojos y mirar en todas direcciones; lo envolvía una oscuridad absoluta. Quiso enderezarse y sintió las sogas en las muñecas y los tobillos. Estaba estaqueado en el piso, en un suelo de lajas helado y húmedo. El frío le ganaba la espalda desnuda, las piernas. Con el mentón buscó torpemente el contacto con su amuleto, y supo que se lo habían arrancado. Ahora estaba perdido, ninguna plegaria podía salvarlo del final. Lejanamente, como filtrándose entre las piedras del calabozo, oyó los atabales de la fiesta. Lo habían traído al teocalli, estaba en las mazmorras del templo a la espera de su turno.

Oyó gritar, un grito ronco que rebotaba en las paredes. Otro grito, acabando en un quejido. Era él que gritaba en las tinieblas, gritaba porque estaba vivo, todo su cuerpo se defendía con el grito de lo que iba a venir, del final inevitable. Pensó en sus compañeros que llenarían otras mazmorras, y en los que ascendían ya los peldaños del sacrificio. Gritó de nuevo sofocadamente, casi no podía abrir la boca, tenía las mandíbulas agarrotadas y a la vez como si fueran de goma y se abrieran lentamente, con un esfuerzo interminable. El chirriar de los cerrojos lo sacudió como un látigo. Convulso, retorciéndose, luchó por zafarse de las cuerdas que se le hundían en la carne. Su brazo derecho, el más fuerte, tiraba hasta que el dolor se hizo intolerable y hubo que ceder. Vio abrirse la doble puerta, y el olor de las antorchas le llegó antes que la luz. Apenas ceñidos con el taparrabos de la ceremonia, los acólitos de los sacerdotes se le acercaron mirándolo con desprecio. Las luces se reflejaban en los torsos sudados, en el pelo negro lleno de plumas. Cedieron las sogas, y en su lugar lo aferraron manos calientes, duras como el bronce; se sintió alzado, siempre boca arriba, tironeado por los cuatro acólitos que lo llevaban por el pasadizo. Los portadores de antorchas iban adelante, alumbrando vagamente el corredor de paredes mojadas y techo tan bajo que los acólitos debían agachar la cabeza. Ahora lo llevaban, lo llevaban, era el final. Boca arriba, a un metro del techo de roca viva que por momentos se iluminaba con un reflejo de antorcha. Cuando en vez del techo nacieran las estrellas y se alzara ante él la escalinata incendiada de gritos y danzas, sería el fin. El pasadizo no acababa nunca, pero ya iba a acabar, de repente olería el aire libre lleno de estrellas, pero todavía no, andaban llevándolo sin fin en la penumbra roja, tironeándolo brutalmente, y él no quería, pero cómo impedirlo si le habían arrancado el amuleto que era su verdadero corazón, el centro de la vida.

Salió de un brinco a la noche del hospital, al alto cielo raso dulce, a la sombra blanda que lo rodeaba. Pensó que debía haber gritado, pero sus vecinos dormían callados. En la mesa de noche, la botella de agua tenía algo de burbuja, de imagen traslúcida contra la sombra azulada de los ventanales. Jadeó buscando el alivio de los pulmones, el olvido de esas imágenes que seguían pegadas a sus párpados. Cada vez que cerraba los ojos las veía formarse instantáneamente, y se enderezaba aterrado pero gozando a la vez del saber que ahora estaba despierto, que la vigilia lo protegía, que pronto iba a amanecer, con el buen sueño profundo que se tiene a esa hora, sin imágenes, sin nada... Le costaba mantener los ojos abiertos, la modorra era más fuerte que él. Hizo un último esfuerzo, con la mano sana esbozó un gesto hacia la botella de agua; no llegó a tomarla, sus dedos se cerraron en un vacío otra vez negro, y el pasadizo seguía interminable, roca tras roca, con súbitas fulguraciones rojizas, y él boca arriba gimió apagadamente porque el techo iba a acabarse, subía, abriéndose como una boca de sombra, y los acólitos se enderezaban y de la altura una luna menguante le cayó en la cara donde los ojos no querían verla, desesperadamente se cerraban y abrían buscando pasar al otro lado, descubrir de nuevo el cielo raso protector de la sala. Y cada vez que se abrían era la noche y la luna mientras lo subían por la escalinata, ahora con la cabeza colgando hacia abajo, y en lo alto estaban las hogueras, las rojas columnas de rojo perfumado, y de golpe vio la piedra roja, brillante de sangre que chorreaba, y el vaivén de los pies del sacrificado, que arrastraban para tirarlo rodando por las escalinatas del norte. Con una última esperanza apretó los párpados, gimiendo por despertar. Durante un segundo creyó que lo lograría, porque estaba otra vez inmóvil en la cama, a salvo del balanceo cabeza abajo. Pero olía a muerte y cuando abrió los ojos vio la figura ensangrentada del sacrificador que venía hacia él con el cuchillo de piedra en la mano. Alcanzó a cerrar otra vez los párpados, aunque ahora sabía que no iba a despertarse, que estaba despierto, que el sueño maravilloso había sido el otro, absurdo como todos los sueños; un sueño en el que había andado por extrañas avenidas de una ciudad asombrosa, con luces verdes y rojas que ardían sin llama ni humo, con un enorme insecto de metal que zumbaba bajo sus piernas. En la mentira infinita de ese sueño también lo habían alzado del suelo, también alguien se le había acercado con un cuchillo en la mano, a él tendido boca arriba, a él boca arriba con los ojos cerrados entre las hogueras.

MARTES $19

Recomendaciones del nuevo cine mexicano:

Sobrenatural es una excelente película de suspenso y terror psicológico. De 1996, es dirigida por Daniel Gruener (que después realizó Morirse en domingo) y protagonizada por Susana Zabaleta. Brujería a la mexicana.

La Ley de Herodes de Luis Estrada se ha convertido en una película de culto. Realizada en 1999, nos cuenta las andanzas de Juan Vargas (Damián Alcázar) en la política. Crítica sin pelos en la lengua al PRI. Sería conveniente que la volvieran a ver todos aquellos que recientemente resucitaron al dinosaurio.


Influenciado por el cine de Guy Ritchie, Alejandro Lozano nos presenta Matando Cabos. Con gran presupuesto y acción trepidante, esta cinta del 2004 hace que nos olvidemos de Lola la trailera. Enredos, humor, acción, violencia, gran banda sonora...

Bajo la Sal de Mario Muñoz es la prueba viviente de que se pueden hacer otras cosas aparte de dramas y comedias románticas. Buen suspenso, buena fotografía y excelente banda sonora (el final con Videotape de Radiohead es catártico). Quedarán satisfechos con esta cinta del 2008.

lunes, 20 de julio de 2009

HELLRAISER

"Generalmente los conceptos de placer y dolor son opuestos, se supone que si hay placer no puede haber dolor e inversamente. Pero también es un hecho establecido y el cual es considerado inmoral, que se puede llegar a sentir placer haciendo daño a otra persona, sadismo, o contemplando como sufre (lo que los alemanes denominan con la palabra Schadenfreude); inversamente, se puede obtener placer al sentir dolor en el caso del masoquismo.
También es sabido que, cuando se produce dolor, en mayor o menor medida se producen endorfinas que contrarrestan parte del dolor, en algún caso completamente. Por otra parte, el abuso reiterado de los placeres puede alienar, exclusivizar y mecanizar la conciencia, humana causando diversos trastornos compulsivos de la conducta, como la ludopatía o las adicciones (la drogodependencia, el alcoholismo, el tabaquismo) o la ingesta compulsiva de alimentos."

En esta dualidad del placer/dolor se basa el relato The Hellbound Heart que dió lugar a la película Hellraiser.
Tanto el cuento (novela corta) como la dirección corrieron a cargo de Clive Barker.
Barker es un escritor y director nacido en Liverpool en 1952. Se ganó el respeto del público y de los críticos con sus Libros de sangre.

Existen tres cosas que nos generan miedo:
* lo desconocido (vital para Lovecraft)
* ser olvidados, y
* ser devorados vivos
Este último punto es explotado por toda una generación de directores (Craven, Carpenter, Cunningham, Hooper, Raimi, Jackson...) pertenecientes a -la nueva carne- .
Barker, que es considerado "el escritor inglés más americano" (no como insulto, sino como reconocimiento a su gran sapiencia de su cultura), lleva al máximo este terror carnal creando una nueva categoría: la fantasía siniestra.

En Hellraiser lo podemos leer y luego ver.
La película inicia y termina con una pregunta: What´s your pleasure?
Todos hemos fantaseado con experimentar placeres ilimitados sin importarnos las consecuencias; en esto radica la intensidad del libro y película. Nos vemos identificados, así que el salto a lo fantasioso es verosímil.

A grandes rasgos, la novela nos cuenta de Frank, una persona en constante búsqueda de emociones fuertes (a lo mejor para hacer callar a su mente). En esta búsqueda da con un dispositivo, un acertijo, un rompecabezas que si se descifra podrá hartarse de placeres carnales... El cubo de Lemarchand.

Después nos presenta a Larry y Julia. Larry es hermano de Frank y se mudan a su casa cuando éste misteriosamente desaparece.

Como mencioné, el mismo Barker hizo el guión y dirigió la película (la primera, porque existen ocho). Obviamente, no podía hacerlo literalmente y cambió algunas cosas; no sé si por propia decisión o por presión de productores. Los cambios no afectan de sobremanera la historia, pero el personaje de Kirsty, que está enamorada platónicamente de Larry y que será el hilo conductor para descubrir el inmoral secreto de Julia, es cambiado en la película: Kirsty es la hija de Larry... pero igualmente, nos ayudará a descubrir la verdad.

Como en toda película ochentera (finales) los efectos especiales no son tan especiales; sin embargo, recurre muy poco a ellos y le da suma importancia a los escenarios y a los efectos visuales, que son realmente terroríficos. Barker, al también ser pintor, sabe exactamente qué colores y texturas nos provocarán.

Los cenobitas, estos misteriosos personajes que aparecen para brindar "placer" una vez que es resuelto el cubo de las lamentaciones, son visualmente impactantes. Pinhead, Chatterer, Butterball y Mujer parecen un grupo gótico con tintes de matrix.
Pinhead (con su cara retacada de clavos) es un ¿villano? que se quedará pegado en nuestra mente; ya es una referencia cultural para los amantes del género.

Sangre, carne decadente, dolor, tortura, éxtasis...

Para el final de la película Barker abusa de los efectos especiales restándole credibilidad a diferencia de la novela, donde el final es sutil y su credibilidad es terrorífica.

Este paquete libro/película es obligatorio para entender los orígenes del terror moderno (Rob Zombie, Alexandre Ajá...) y nuestra fascinación por la sangre, por la carne desgarrada, por el sufrimiento ajeno, por el placer ilimitado.

El libro está editado por La Factoría de Ideas y la película es muy difícil de conseguir, sólo la he encontrado en El Chopo (de hecho, tienen toda la saga) y en el Film Club Café (excelente opción para todos aquellos que viven por Satélite; antes de llegar a las Torres, sobre la lateral de Periférico, hay una gran cantidad de negocios; ya casi al final, y abajo de una tienda de productos marciales, se encuentra el videoclub)

Para más comentarios interesantes de Barker:
http://delcineyotrosdemonios.blogspot.com/2009/07/all-you-need-is-blood.html

FISH - DE RAIS

Dentro de la clasificación de los asesinos seriales existe una categoría todavía más repulsiva que las demás: INFANTICIDAS
A esta categoría pertenecen, entre muchos, Albert Fish (El vampiro de Brooklyn) y Gilles De Rais (Barba-azul)
No contaré la serie de barbaridades que hicieron estos personajes (http://cmcorpkillers.blogspot.com/2008/04/albert-fish-el-vampiro-de-brooklyn.html)
sólo compartiré una carta que Fish le mandó a Delia Budd, madre de Grace Budd, niña a la que secuestró Fish; y algunas confesiones de Gilles en su juicio.

ALBERT FISH
“Querida señora Budd: En 1894 un amigo mío se embarcó como ayudante de cubierta en el vapor Tacoma siendo el capitán John Davis. Navegaron de San Francisco a Hong Kong en la China. Al llegar allá, él y otros dos marineros desembarcaron y se fueron a emborrachar. Al regresar a puerto, el barco se había ido. En ese tiempo China padecía una hambruna, cualquier tipo de carne costaba de 1 a 3 dólares la libra. Tanto era el sufrimiento de los pobres, que los niños menores de doce años eran vendidos como comida con el propósito de que los demás no murieran de hambre. Un niño o niña menor de catorce años no estaba seguro en las calles. Uno podía ir a una tienda y pedir carne, costillas o bisteces y al mostrador era traída alguna parte desnuda del cuerpo de un niño para que uno eligiera lo que más deseara. El trasero de niño o niña, que es la parte más deliciosa del cuerpo, era vendida como un corte fino a un precio alto. John permaneció en aquella tierra por mucho tiempo al grado de tomarle gusto a la carne humana. A su regreso a Nueva York se robó dos niños de siete y once años. Los llevó a su casa, donde los desnudó y amarró en un closet. Quemó todo lo que traían puesto. Varias veces durante los días y las noches los apaleó y torturó, con el objetivo de que la carne quedara buena y tierna. El primero en morir fue el niño de once años, puesto que tenía el trasero más grande de los dos: es decir, tenía la mayor cantidad de carne. Cada parte de su cuerpo fue guisada y comida, excepto la cabeza, los huesos y las vísceras. Todo él fue hervido, frito y guisado. El niño pequeño fue el siguiente y pasó por el mismo proceso. Por ese tiempo yo vivía en la 409 y la 100, muy cerca, por la parte derecha. Tan seguido me decía lo buena que era la carne humana, que me hice a la idea de que debía probarla también.

“El domingo 3 de junio de 1928 toqué a su puerta en la 406 oeste y la calle 15. Llevaba queso y fresas, tomamos el almuerzo. Grace se sentó en mi regazo y me besó. Me propuse comerla. Bajo el engaño de llevarla a una fiesta le pedí le diera permiso, a lo que usted accedió. La conduje a una casa vacía que había elegido con anterioridad en Westchester. Cuando llegamos, le pedí que permaneciera afuera. Mientras ella recogía flores, subí las escaleras y me desnudé. Sabía que si no lo hacía de ese modo, podría manchar la ropa de sangre. Cuando todo estuvo listo fui a
la ventana y la llamé. Me escondí en el closet hasta que estuvo en el cuarto. Al verme desnudo, comenzó a llorar y trató de escapar por las escaleras. La sujeté y ella dijo que le diría a su mamá. Primero la desnudé. ¡Cómo pataleó, arañó y me mordió! Pero la asfixié hasta matarla. Luego la corté en pequeños pedazos para poder llevar la carne a mi lugar. Guisé su rico y delicioso trasero. Me tardé nueve días en consumir todo su cuerpo. De haber querido hubiera tenido sexo con ella, pero no quise. Murió siendo virgen”.

GILLES DE RAIS
“Yo, Gilles de Rais, confieso que todo de lo que se me acusa es verdad. Es cierto que he cometido las más repugnantes ofensas contra muchos seres inocentes –niños y niñas- y que en el curso de muchos años he raptado o hecho raptar a un gran número de ellos –aún más vergonzosamente he de confesar que no recuerdo el número exacto- y que los he matado con mi propia mano o hecho que otros mataran, y que he cometido con ellos muchos crímenes y pecados".

"Confieso que maté a esos niños y niñas de distintas maneras y haciendo uso de diferentes métodos de tortura: a algunos les separé la cabeza del cuerpo, utilizando dagas y cuchillos; con otros usé palos y otros instrumentos de azote, dándoles en la cabeza golpes violentos; a otros los até con cuerdas y sogas y los colgué de puertas y vigas hasta que se ahogaron. Confieso que experimenté placer en herirlos y matarlos así. Gozaba en destruir la inocencia y en profanar la virginidad. Sentía un gran deleite al estrangular a niños de corta edad incluso cuando esos niños descubrían los primeros placeres y dolores de su carne inocente".

"Contemplaba a aquellos que poseían hermosa cabeza y proporcionados miembros para después abrir sus cuerpos y deleitarme a la vista de sus órganos internos y muy a menudo, cuando los muchachos estaban ya muriendo, me sentaba sobre sus estómagos, y me complacía ver su agonía...".

"Me gustaba ver correr la sangre, me proporcionaba un gran placer. Recuerdo que desde mi infancia los más grandes placeres me parecían terribles. Es decir, el Apocalipsis era lo único que me interesaba. Creí en el Infierno antes de poder creer en el Cielo. Uno se cansa y aburre de lo ordinario. Empecé matando porque estaba aburrido y continué haciéndolo porque me gustaba desahogar mis energías. En el campo de batalla el hombre nunca desobedece y la tierra toda empapada de sangre es como un inmenso altar en el cual todo lo que tiene vida se inmola interminablemente, hasta la misma muerte de la muerte en sí. La muerte se convirtió en mi divinidad, mi sagrada y absoluta belleza. He estado viviendo con la muerte desde que me di cuenta de que podía respirar. Mi juego por excelencia es imaginarme muerto y roído por los gusanos”.

“Yo soy una de esas personas para quienes todo lo relacionado con la muerte y el sufrimiento tiene una atracción dulce y misteriosa, una fuerza terrible que empuja hacia abajo… Si lo pudiera describir o expresar, probablemente no habría pecado nunca. Yo hice lo que otros hombres sueñan. Yo soy vuestra pesadilla”.

sábado, 18 de julio de 2009

LOVECRAFT 05

INFLUENCIA DE LOVECRAFT EN EL CINE

En una de sus cartas Lovecraft declaró: ``Jamás permitiré que nada con mi firma sea banalizado y vulgarizado hasta convertirlo en la clase de tontería infantil que se ofrece a los públicos de la radio o el cine con la etiqueta "historias de terror"!´´. Sin embargo, le faltó añadir "por encima de mi cadáver" pues las adaptaciones de sus relatos han sido y serán numerosísimas.

EL PALACIO DE LOS ESPÍRITUS,
de Roger Corman (1963)
The Haunted palace fue la primera película que se basó en uno de sus relatos, en concreto en El caso de Charles Dexter Ward. Protagonizada por Vincent Price (Eduardo Manostijeras, 1990) y Lon Chaney Jr. (El fantasma de la ópera, 1925), guarda poco parecido con el texto de Lovecraft, y toma su título de un poema de Edgar Allan Poe.


EL MONSTRUO DEL TERROR,
de Daniel Haller (1965)
Dos años más tarde Boris Carloff (Frankenstein, 1931) protagonizaba Die, monster, die!, basada en El color surgido del espacio. Tampoco se trata de una buena adaptación del relato original, en parte debido al bajo presupuesto. Además, en la película la historia tiende más a la ciencia ficción, hasta el punto de que el protagonista del relato de Lovecraft, el granjero Naum Gardner, en el film es el científico Naum Whatley.


¿POR QUÉ LLORAS, SUSAN?,
de David Greene (1967)
Absurda traducción del título de la película y el relato homónimo The Shuttered room, firmado uno de los pupilos de Lovecraft, August Derleth, con la intención de finalizar una posible trilogía tras El Horror de Dunwich y La Sombra sobre Innsmouth. Entre los protagonistas se encuentra Oliver Reed (Gladiator, 2000) y Carol Lynley (Spirits, 1990), la Susan del título.


CURSE OF THE CRIMSON ALTAR,
de Vernon Sewell (1968)
Boris Karloff repite en el reparto de esta versión cinematográfica -pésima- del relato Los Sueños en la casa de la Bruja (The Dreams in the witch house), junto a Christopher Lee (Las Dos torres, 2002) y Barbara Steele (Danza macabra, 1964).


TERROR EN DUNWICH,
de Daniel Haller (1970)
En 1970, Roger Corman produjo The Dunwich horror otra adaptación dirigida por Daniel Haller, esta vez con mejores resultados. No obstante, en esta versión ganan las fuerzas del mal, no los buenos como en el relato de Lovecraft. Lo mejor, la recreación de la Universidad de Miskatonic, a donde acude Henry Armitage (Ed Begley), buscando a Wilbur Whateley (Dean Stockwell) para pedirle el Necronomicón. Lo peor, los efectos especiales.


THE MUSIC OF ERICH ZAHN,
de John Strysik (1980)
Película de 17 minutos del realizador John Strysik (Sam and Sarah, 1989), sobre el estudiante de metafísica Charles Dexter Ward, quien queda fascinado por la siniestra música del violinista Erich Zahn.


THE GATES OF HELL, de Lucio Fulci (1981)
En las películas de Lucio Fulci se suelen encontrar referencias a las historias de Lovecraft. En Paura nella città dei morti viventi, una plaga de muertos vivientes se apodera de la localidad de Dunwich. Del mismo año son Seven doors of death y Aquella casa al lado del cementerio. En la primera, también conocida como The Beyond, Fulci acude al Libro de Eibon inventado por Clark Ashton Smith y que aparece en historias de Lovecraft como Los que vigilan desde el tiempo; mientras que la segunda está basada en Aire frío (Cool air, 1926).


LA COSA, de John Carpenter (1982)
Sin estar basada directamente en relatos concretos de Lovecraft, en realidad es un remake de El Enigma de otro mundo (Howard Howks, 1951), inspirado a su vez en la novela corta ¿Quién va ahí? (John W. Campbell). Esta obra maestra de Carpenter tiene cierto paralelismo con En las montañas de la locura.


POSESIÓN INFERNAL, de Sam Raimi (1982)
Film de culto en el que toda la trama se desarrolla alrededor del descubrimiento del Necronomicón y la lectura de sus versos malditos. Sam Raimi logró con esta película de bajo presupuesto el Premio de la Crítica Internacional en el Festival de Sitges de 1982, mientras que el responsable de Efectos Especiales, Tom Sullivan, logró el Clavell de Plata.
Citamos aquí también su remake, Terroríficamente muertos, realizado cinco años más tarde con 3 millones de dólares de presupuesto y mucho más humor, así como la secuela El ejército de las tinieblas (1993), que sitúa la trama en la Edad Media.


RE-ANIMATOR, de Stuart Gordon (1985)
Posteriormente, hubo que esperar hasta 1985 para ver Re-animator, basado en Herbert West, reanimador, un serial que escribió Lovecraft en 1921 para la revista humorística Home Brew. Obvia parodia de Frankenstein, fue eliminado por el propio Lovecraft de su obra. El doctor Herbert West o, como lo describía su creador, el lánguido Heliogábalo de las tumbas, fue interpretado por Jeffrey Combs.


RE-SONATOR, de Stuart Gordon (1986)
La productora Empire Pictures descubrió un filón en Lovecraft y tras Re-animator, apostó en 1986 por From Beyond, repitiendo director y parte del reparto como Jeffrey Combs, esta vez en el papel de doctor Crawford Tillinghast. El guión de Gordon, Brian Yuzna y Dennis Paoli se concibió como una secuela del relato original Desde el más allá (1920), en la que se lograba una máquina para abrir la mente hacia un universo paralelo en el que habitaban extraños seres.
Como curiosidad, en la película Jeffrey Combs viste un suéter de la Universidad de Miskatonic, en homenaje a Lovecraft.
La banda sonora y los efectos especiales de esta producción fueron galardonados en el Festival de Sitges del año 86.


FOREVER EVIL, de Roger Evans (1987)
Esta cinta amateur tampoco se basa en historias concretas de Lovecraft, pero sí en su mitología. Así, el primer y único guión de un tal Freeman Williams habla de una secta sanguinaria que adora a Yog Kothag. Además, hay referencias al Necronomicón y a los Primigenios.


GRANJA MALDITA, de David Keith (1987)
Un año después, Trans World volvía a adaptar el relato favorito de Lovecraft, El Color surgido del espacio, en The Curse, primera película dirigida por David Keith, más conocido por su faceta como actor (Oficial y caballero, 1982). Se trata de una pésima película que guarda muy poca relación con el relato original, sobrepasando los límites del gore. Los protagonistas son los televisivos Claude Akins y John Schneider.


EL INNOMBRABLE, de Jean-Paul Ouellette (1987)
The Unnamable ha sido otro relato corto de Lovecraft que para llevarlo a la pantalla ha sufrido grandes modificaciones. Son muchas las referencias al autor que se hacen en esta película en la que dos estudiantes de la Universidad Miskatónica, Randolph Carter y Charles Dexter Ward, encuentran un ejemplar del Necronomicón.


LA NOVIA DE RE-ANIMATOR, de Brian Yuzna (1990)
En 1990, Brian Yuzna dirigía la segunda parte de Re-animator, Bride of Re-animator. Esta secuela de peor calidad, supera a la primera en cuanto a nivel gore. Jeffrey Combs vuelve a participar como el doctor Herbert West mientras que la "novia" es interpretada por Kathleen Kinmont (Halloween 4, 1988). Algunas escenas están basadas en el relato original de Lovecraft.


LA MANSIÓN CTHULHU, de Juan Piquer Simón (1990)
Esta producción española, que contó con un presupuesto de 3 millones de dólares, aprovecha el título para llamar la atención de aficionados a la mitología lovecraftiana. Sin embargo, Lovecraft es poco más que un punto de partida para esta película en la que un mago llamado Chandu (Frank Finlay) descubre un viejo manuscrito que indica los pasos para invocar al Más Allá.


TRANSYLVANIA TWIST, de Jim Wynorski (1990)
Comedia con referencias a la biblioteca de Arkham y a Dexter Ward, bibliotecario que trata de recuperar una copia del Libro de Ulthar, robado por el vampiro Lord Byron Orlock.


CAST A DEADLY SPELL, de Martin Campbell (1991)
Fred Ward (Temblores, 1990) interpreta en esta comedia fantástica al detective H.P. Lovecraft, quien es contratado para recobrar una copia robada del Necronomicón y así evitar el regreso de los Primigenios. El reparto de este telefilm firmado por Martin Campbell (Límite vertical, 2000) lo completan David Warner (Scream 2, 1997) y Julianne Moore (Hannibal, 2001).
En 1994, Paul Schrader (Affliction, 1997) dirigió una secuela también para la televisión que fue titulada Witch hunt. En esta ocasión, Dennis Hopper (Speed, 1994) fue el detective Lovecraft, mientras que Penelope Ann Miller (The Relic, 1997) le daba la …

THE RESURRECTED, de Dan O'Bannon (1992)
Posteriormente Dan O'bannon, director de El regreso de los muertos vivientes (1995), realizaba The Resurrected, otra adaptación de El caso de Charles Dexter Ward. Chris Sarandon (El muñeco diabólico, 1988) interviene con el doble papel de Dexter Ward y Joseph Curwen.


EL INNOMBRABLE II, de Jean-Paul Ouellette
(1993)
El éxito de público en el mercado del vídeo de la primera entrega animó a Jean-Paul Ouelette a realizar una secuela, mezclando el relato El innombrable con La declaración de Randolph Carter (The statement of Randolph Carter, 1919). En el papel protagonista repite Mark Kinsey Stephenson, mientras que John Rhys-Davies (La comunidad del anillo, 2001) participa como el profesor Warren.


NECRONOMICÓN, de Christophe Gans, Shusuke Kaneko y Brian Yuzna (1994)
La que se considera la mejor adaptación de los relatos de este autor, H. P. Lovecraft's Necronomicon (1996), consiste en tres historias enlazadas por la presentación del propio Lovecraft (Jeffrey Combs) y dirigidas por Christopher Gans (Crying freeman, 1995), Shusuke Kaneko (Gamera, 1995) y Brian Yuzna (Faust, 2000): The Drowned, que guarda cierta relación con el relato Las ratas en las paredes (The rats in the walls, 1923); The Cold, basado en Aire frío; y Whispers, relativamente basado en El susurrador en la oscuridad.


LURKING FEAR , de C. Courtney Joyner (1994)
Jeffrey Combs forma parte del reparto de este intento de adaptación del relato El Horror oculto (The Lurking fear, 1922), junto a Ashley Laurence (Hellraiser, 1987). Lo único que respeta de la historia original es el pueblo de Leffert's Corners y la siniestra familia Martense.


EN LA BOCA DEL MIEDO,
de John Carpenter (1995)
Tercera película de la llamada 'Trilogía apocalíptica' por el propio John Carpenter, tras sus largometrajes La cosa (1982) y El príncipe de las tinieblas (1987). Esta historia no está directamente basada en Lovecraft, pero sí inspirada en los mitos de Chtulhu: un libro maldito cuya lectura (imposible de abandonar) llama al mal lleva a la locura a todo un pueblo. También la banda sonora es de las consideradas lovecraftianas.
Por otro lado, el autor del libro, el escritor de best-sellers Sutter Cane está inspirado en Stephen King.


CASTLE FREAK, de Stuart Gordon (1995)
El director de Re-animator y Re-sonator prueba suerte otra vez con Lovecraft a partir del relato El Extraño (The Outsider, 1921), y para ello contó con la participación de los dos protagonistas de ambas cintas, Jeffrey Combs y Barbara Crampton. En la historia, una familia hereda un castillo del siglo XII, aparentemente deshabitado

THE DARKNESS BEYOND, de Iván Zuccon (2000)
Ópera prima del realizador italiano Iván Zuccon, quien narra la historia del Necronomicón y la lucha entre los humanos y las fuerzas del mal. Los cuentos de Lovecraft en los que se inspira esta película son: La historia del Necronomicón (1937), La declaración de Randolph Carter (1919), The Descendant (1926), El Libro (1934), La ciudad sin nombre (1921), entre otros.
Este largometraje independiente forma parte de la trilogía The Beyond, cuyo segundo capítulo terminó Zuccon en el año 2001 (The unknown beyond) y actualmente trabaja en el tercero.


DAGON. LA SECTA DEL MAR, de Stuart Gordon (2001)
Basada tanto en La sombra sobre Innsmouth como en Dagon (1917), esta producción de la Fantastic Factory cuenta con un reparto internacional entre los que se encuentran los españoles Francisco Rabal y Raquel Meroño -quienes habían coincidido anteriormente en Airbag (Juanma Bajo Ulloa, 1997). En Dagon. La secta del mar, una pareja tiene un accidente en alta mar y tiene que pedir ayuda en el extraño pueblo de Imboca, cuyos habitantes veneran al dios marino Dagon.


BEYOND THE WALL OF SLEEP, de Barrett J. Leigh y Thom Maurer (2004)
Adaptación del relato de Lovecraft del mismo nombre, en la que William Sanderson (Blade Runner, 1982) interpreta a Joe Slaader, paciente del psiquiático de Ulster County donde ingresó tras el brutal asesinato de su familia. Tom Savini aparece en la película en el rol del sheriff.



• 1963 - The Haunted Palace, de Roger Corman
• 1965 - Die, Monster, Die!, de Daniel Haller (título en España: El monstruo del terror)
• 1967 - The Shuttered Room, de David Greene (título en España: ¿Por qué lloras, Susan?).
• 1968 - Curse of the Crimson Altar, de Vernon Sewell (título en España: La maldición del altar rojo)
• 1970 - The Dunwich Horror, de Daniel Haller
• 1971 - Pickman's Model, de Jack Laird (episodio de la serie de TV "Night Gallery")
• 1971 - Cool Air, de Jeannot Szwarc (episodio de la serie de TV "Night Gallery")
• 1980 - The Music of Erich Zann, de John Strysik. (cortometraje)
• 1980 - Paura nella città dei morti viventi, de Lucio Fulci (título en España: Miedo en la ciudad de los muertos vivientes)
• 1981 - Quella villa accanto al cimitero, de Lucio Fulci (título en España: Aquella casa al lado del cementerio)
• 1981 - Pickman's Model, de Cathy Welch (cortometraje)
• 1985 - Re-Animator, de Stuart Gordon. (título en España: Re-Animator)
• 1986 - From Beyond, de Stuart Gordon (título en España: Re-Sonator)
• 1987 - The Curse, de David Keith
• 1988 - The Unnamable, de Jean-Paul Ouellette
• 1989 - Dark Heritage, de David McCormick
• 1990 - Bride of Re-Animator, de Brian Yuzna (título en España: La novia de Re-Animator)
• 1990 - La mansión de los Cthulhu, de Juan Piquer Simón
• 1991 - Cast a Deadly Spell, de Martin Campbell (TV) (Título en España: Hechizo letal)
• 1992 - The Resurrected, de Dan O'Bannon
• 1993 - The Unnamable II: The Statement of Randolph Carter, de Jean-Paul Ouellette
• 1993 - Necronomicon, de Christophe Gans y Shusuke Kaneto
• 1994 - The Outsider, de Aaron VaneK (Cortometraje)
• 1994 - Lurking Fear, de C. Courtney Joyner
• 1995 - Castle Freak, de Stuart Gordon
• 1997 - Bleeders, de Peter Svatek
• 1998 - Out of Mind: The Seories of H.P. Lovecraft, de Raymond Saint-Jean (TV)
• 1999 - Kuro no dansho, de Yoshitaka Makino y Hideki Takayama (V)
• 1999 - Return to Innsmouth, de Aaron VaneK (V) (cortometraje)
• 1999 - Cool Air, de Bryan Moore
• 2000 - Chilean Gothic, de Ricardo Harrington
• 2000 - Rough Magik, de Jamie Payne (TV)
• 2001 - Corpse-O-Rama, de Vince D'Amato (V)
• 2001 - Le peuple ancien, de Julien Lacombe y Pascal Sid (cortometraje)
• 2001 - Nyarlathotep, de Christian Matzke (cortometraje)
• 2001 - Maelstrom - Il figlio dell'altrove, de Ivan Zuccon (V)
• 2001 - Dagon - La secta del mar, de Stuart Gordon
• 2002 - Pulse Pounders, de Charles Band
• 2002 - The Music of Erica Zann, de Jeremy Hechler
• 2002 - The Evil Clergymen, de Bill Kelley (cortometraje)
• 2003 - An Imperfect Solution: A Tale of the Re-Animator, de Christian Matzke (cortometraje)
• 2003 - Beyond Re-Animator, de Brian Yuzna
• 2003 - The Thing on the Doorstep, de Eric Morgret
• 2003 - Pickman's Model, de Rick Tillman (cortometraje)
• 2003 - The Dream-Quest of Unknown Kadath, de Edward Martin III
• 2003 - La casa sfuggita, de Ivan Zuccon (V)
• 2004 - The Halfway House, de Kenneth J. Hall
• 2004 - Tomb of Terror, de C. Courtney Joyner (V)
• 2004 - Angry and Moist: An Undead Chronicle, de James Raynor
• 2004 - 13:de mars 1941, de Robert P. Olsson
• 2004 - Innsmouth Legacy, de Edward Martin III
• 2005 - Strange Aeons: The Thing on the Doorstep, de Eric Morgret
• 2005 - The Statement of Randolph Carter, de Edward Martin III (cortometraje)
• 2005 - ReCreation, de Edward Martin III (cortometraje)
• 2005 - The Call of Cthulhu, de Andrew Leman
• 2005 - Die Musik des Erich Zann, de Anna Gawrilow (cortometraje)
• 2005 - H.P. Lovecraft's Dreams in the Witch-House, de Stuart Gordon (episodio de la serie de TV "Masters of Horror")
• 2006 - Beyond the Wall of Sleep, de Barrett J. Leigh y Thom Maurer
• 2006 - LovecraCked! The Movie, de Elias, Tomas Almgren, Brian Barnes, Brian A. Bernhard, Grady Granros, Justin Powers, Jane Rose, Simon Ruben, Doug Sakmann y Ashley Thorpe
• 2006 - Cool Air, de Albert Pyun (V)
• 2006 - The Other Gods, de ? (V) (cortometraje)
• 2006 - Dunwich, de Christian Matzke y Sarah Tarling (cortometraje)
• 2007 - Kammaren, de Robert P. Olsson
• 2007 - Cthulhu, de Dan Gildark
• 2007 - The Tomb, de Ulli Lommel (V)
• 2007 - The Statement, de Kurt Dudley
• 2008 - Pickman's Model, de Gary Fierro (V) (cortometraje)
• 2008 - Re-Animator: 1942, de Gary Fierro y Justin Tacchi (cortometraje)
• 2008 - Beyond the Dunwich Horror, de Richard Griffin
• 2008 - The Dunwich Horror, de Leigh Scott


El problema de la mayoría de estas películas es que no han logrado transmitir y evocar esas atmósferas asfixiantes y terroríficas de las que es famoso Lovecraft.
Las mejores películas son aquellas que muestran una delicada y sugerente influencia lovecraftniana como:
ALIEN
LA COSA
HELLBOY
CLOVERFIELD
UZUMAKI

jueves, 16 de julio de 2009

100

¡Esta es la entrada (post) número cien!
Cien cosas que decir.
Cien cosas para conocerme.
Gracias a todos ustedes que visitan y comentan este blog.


El conejo cenobita o The pinhead rabbit por The fool

ARTE FANTÁSTICO - WILLIAM BLAKE

William Blake (1757-1827) fue un gran poeta y escritor inglés.
Su obra ha inspirado a escritores, cineastas y músicos.
Tal es el caso de la pintura The red dragon and the woman clothed in sun en la cuál gira la novela de Thomas Harris: Dragón Rojo; que también fue llevada al cine con un excelente reparto: Edward Norton Jr., Harvey Kietel, Ralph Fiennes, Phillip Seymour Hoffmann y, por supuesto, Anthony Hopkins.
La portada y diseño interior del disco The chemical wedding de Bruce Dickinson (vocal de Iron Maiden) ocupa algunas de sus pinturas.

THE GREAT RED DRAGON AND THE WOMAN CLOTHED IN SUN


THE GREAT RED DRAGON AND THE BEAST FROM THE SEA


THE NUMBER OF THE BEAST IS 666


"A truth that's told with bad intent, beats all the lies you can invent".