lunes, 25 de abril de 2016

LA GLÁNDULA DE ÍCARO


Ayer, 24 de abril, fue un día importantísimo no sólo para las mujeres sino para todo el país. Ayer las mujeres tomaron las calles para evidenciar la violencia machista a la que han sido sometidas y demostrar que no la seguirán tolerando. Complementario a este hecho histórico, en redes sociales surgió  #miprimeracoso, que invitaba a compartir esa terrible experiencia. Leer los testimonios de personas cercanas y de muchísimas desconocidas me entristeció, enfureció y me hizo sentir muy culpable, porque todos somos responsables, tanto por cometerlo como por permitirlo. De todas estas historias de horror me quedaron claras dos cosas: que para la gran mayoría sucedió en la niñez y que su primera reacción fue quedarse calladas. Por eso la importancia de alzar la voz, de señalar sin que el dedo tiemble.




Ahora nos enfrentamos a otro problema, como apuntó Mónica Sánchez Escuer en su cuenta de Facebook: 

“Me preocupa que el mensaje de esta marcha ‪#‎24A y la voz de tantas mujeres que han contado sus historias ‪#‎miprimeracoso nunca llegue a los verdaderos culpables. ¿Cómo hacerles entender a todos los señores que manosean, insultan, persiguen y maltratan a mujeres diariamente en la calle, en el trabajo, en la casa, en el transporte público, sólo porque pueden y tienen ganas, y a sus cómplices que callan o festejan el abuso porque "así son los hombres", cómo hacerles ver que sus actos pueden producir daños profundos, que ‪#‎noesnormal‬, que estamos hartas?”


Estoy seguro que mientras escribo esto se están poniendo en marcha diferentes campañas y acciones específicas para solucionarlo. Participemos, agotemos todas las posibilidades. No permitamos que nadie más pase por lo mismo. 

Aunque la solución más rápida y definitiva es extirparnos la glándula de Ícaro.


“La glándula de Ícaro es una glándula de secreción interna; está presente en el organismo humano y en el de algunos animales. En los hombres la glándula de Ícaro tiene un tamaño reducido (no supera los 2 cm de diámetro), se sitúa en la región del plexo solar y constituye un órgano atávico. En las mujeres esta glándula está prácticamente atrofiada, los fragmentos residuales están unidos al ganglio mesentérico superior y a los nervios que parten del mismo. En los varones se ha preservado hasta ahora como un órgano independiente. La secreción de hormonas a cargo de dicha glándula comienza en los jóvenes a la edad de 11-12 años y se prolonga hasta los 60-65 años. Las hormonas de la glándula de Ícaro no son significativas para el intercambio de sustancias en el organismo y no contribuyen al funcionamiento de órganos de vital importancia. No obstante, las secreciones de la glándula de Ícaro a menudo repercuten negativamente en la mentalidad y en el temperamento del individuo. Los médicos recomiendan a todas las personas de sexo masculino la extirpación de la glándula…


En el ser humano la actividad de la glándula de Ícaro resulta peligrosa. En los adolescentes la hormona fabricada por esta glándula despierta impulsos agresivos, emisiones de adrenalina, una inmotivada propensión al riesgo, trastornos afectivos, tendencias suicidas y distintos desórdenes psíquicos. En los varones adultos: afición a las armas, propensión al riesgo y la vida errante, dependencia de los narcóticos, infidelidad matrimonial. Entre los varones no operados de 35 a 40 años se detecta con cierta frecuencia una forma específica de la llamada crisis de madurez”.


Desafortunadamente, esta solución sólo es un fragmento del cuento “La glándula de Ícaro” (La glándula de Ícaro: el libro de las metamorfosis; Nevsky Prospects, 2013), donde la fantástica escritora rusa Anna Starobinets explora los motivos de la infidelidad masculina, pero que sin ningún problema podemos trasladar al tema del acoso y la pederastia.

Ficción científica que pone el dedo en la llaga y nos exhorta a extirpar esa parte podrida y nefasta que los hombres permitimos alojar en nuestras mentes y controlar nuestras acciones.

Porque vivas las queremos.


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