miércoles, 23 de junio de 2010

LOS CUATRO GRANDES

Para una tarde lluviosa y para pasar el trago amargo del partido de México en el mundial, nada mejor que ver a los cuatro grandes del thrash metal, o sea: anthrax, megadeth, slayer y metallica.

Estos muchachones decidieron hacer una gira por primera vez juntos. Lo malo es, que hasta ahora, sólo incluye algunas ciudades de Europa. Para que no empeñáramos a la abuela, decidieron transmitir a todo el mundo el concierto del 22 de junio en Sofía, Bulgaria. El Auditorio Nacional y Cinépolis se apuntaron luego luego.

A pesar de que tenía mis dudas, no podía perderme este evento.

Los metaleros somos disciplinados: una hora antes de la función (7:00pm) ya había una larga fila para entrar. La costumbre de llegar temprano a los conciertos para apañar buen lugar.

Perisur se llenó de melenudos con playeras negras. Imaginen las caras de los que sólo iban a tomarse un café a Garabatos…

Muchos treintañeros pero también muchos adolescentes llenaron rápidamente la sala. Nadie quería perderse un solo minuto.

Alta definición, pantalla imax.

En lugar de avances y comerciales, una entrevista a Lars Ulrich, Scott Ian , Dave Mustaine y Kerry King.

Anthrax fue el primero en salir al escenario. Prendieron a los búlgaros pero en la sala parecían no conocerlos bien. A pesar de eso, el gran carisma del cantante Joey Belladonna (con él grabaron los discos clásicos) y la prendidez de la banda lograron que más de uno agitara la mata. A Joey el tiempo no lo ha perdonado: al verlo, como bien comentaron unos adolescentes, recordabas a Eddie, la mascota de Iron Maiden: arrugado, delgado y con un peinado muy ochentero. Pero sigue cantando igual (incluso mejor) que en los ochentas. Sin duda, la mejor voz de los cuatro grandes. Los cuarenta y cinco minutos estuvieron repletos de puras rolas clásicas: caught in a mosh, madhouse, indians, metal trashing mad, got the time, antisocial, i am the law… y un pequeño tributo a Ronnie James Dio.

Siguió Megadeth. Ver a Mustaine, ya sea en vivo o en pantalla, es todo un espectáculo. Para los que los vimos en su reciente visita a México, sabíamos lo que vendría: varias rolas del disco Rust in peace (20 aniversario). Aquí la sala se empezó a animar y a perder el miedo de hacer ruido en una sala de cine. El clímax llegó con symphony of destruction, donde se escuchó el ya clásico: megadeth, megadeth, aguante megadeth.

Con Slayer la sala terminó por prenderse. Sus ritmos frenéticos, satánicos nos harán tener dolor de cuello mañana al despertar. El señor Tomás Araya (cantante/bajista) salió orgulloso con su playera de la selección chilena. Hanneman y King (guitarristas) están hechos unas moles. Dave Lombardo (baterista) sigue con su onda alivianada machacando como pocos los tambores. War ensemble, raining blood, south of heaven… ¡Vaya rapidez con la que tocan estos gorilones! Había muchos fanáticos en la sala y se dejaron escuchar.

La noche terminó con Metallica. Para estas instancias, el volumen ya estaba a su máximo y, como era de esperarse, utilizaron pantallas gigantes, fuegos artificiales, luces… para complementar su espectáculo. También contaron con mayor tiempo en el escenario (75 min a diferencia de los 45 min que tocaron los demás). Tocaron varias rolas “viejitas” pero también varias del “negro”. Muy parecido a la vez que vinieron al Foro Sol (de hecho, el lugar era casi idéntico al Foro Sol). Ya casi para terminar, invitaron a todos los músicos al escenario y juntos tocaron Am I evil? Y terminaron con la clásica Seek and destroy.

Muy buena experiencia. Nunca será igual a un concierto en vivo, pero es una buena opción para espectáculos que difícilmente llegarán al país.

La imagen estuvo excelente, pero al sonido le faltó mayor poder en los bajos.

2 comentarios:

  1. ¿Cómo me perdí ver a Mustaine de ese tamañote? Suerte de oficinista sin alma...

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  2. Diferencias entre James y Dave: el primero con corte de cabello de un niño a punto de hacer su primera comunión, playera y muñequeras negras y pañuelo en el trasero; el segundo con súper mata pelirroja, camisa y muñequeras blancas.
    Ulrich desentonaba ante tan buenos bateristas: Lombardo, Benante y Drover.

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