jueves, 26 de agosto de 2010

MACABREANDO 03

Esta tercera entrega también pudo haberse titulado MÉXICO VS COLOMBIA. Me centraré exclusivamente en dos películas que utilizaron elementos de la ciencia ficción para contar su historia: SLEEPDEALER (Alex Rivera, México-E.U 2008) y YO SOY OTRO (Oscar Ocampo, Colombia 2008).

Empiezo con SLEEPDEALER no porque sea mexicana, sino porque sus premios y críticas me habían generado altas expectativas. En un futuro cercano... desde aquí comenzamos mal: la imagen de ese "futuro cercano" es una foto de México ahora pero con harta tecnología. Continúo: en un futuro cercano compañías gringas se hacen cargo de las presas mexicanas. Ellos controlan la distribución y el precio del agua. También idearon la forma de controlar la migración: en Tijuana, la ciudad del futuro, crearon tecno-maquilas donde, virtualmente, los trabajadores mexicanos controlan robots que hacen el trabajo físico del otro lado. Para eso necesitas que un coyotec te implante unos nodos. Memo, un paisanito de Oaxaca, ajeno a todo eso pero ducho en tecnología, construye una pequeña antena con la cuál puede escuchar al gran mundo que está allá afuera y al que nunca tendrá acceso. Pero su señal es interceptada por los gringos y, suponiendo que es un terrorista del agua, deciden acabar con él. Memo tiene que escapar a la gran ciudad (Tijuana). Allí conoce a Luz: una bella escritora. Se enamoran y bla, bla, bla. El director asegura que creció leyendo Las crónicas marcianas de Ray Bradbury y viendo películas como Star wars y Blade runner. No le creo nada en lo primero. Lo segundo sí, pues a lo largo de la cinta vemos referencias (¿plagio?) a Nirvana, Matrix, ExistenZ y a las ya mencionadas. Los ambientes futuristas deben ser simplemente la escenografía donde se desarrolle una historia humana. El gran problema es que al director le salió su mexicano telenovelero que habita en su interior y la historia es todo un melodramón digno de horario estelar en el canal de las estrellas. La relación amorosa entre los personajes principales es cursi, cursi, cursi. Además, su ambiente futurista parte de dos premisas masticadas y remasticadas que hasta los niños de preescolar pueden enumerar: el problema del agua y el de la migración. ¿Y el narco apá? Pus quién sabe; ni sus luces. Decepcionante en más de un sentido. Todo indica que no estamos preparados todavía para hacer ciencia ficción. Al salir de la función no pude evitar preguntarme porqué MACABRO la programó. Después entendí: el verdadero terror radica en verla.

A pesar de la pésima experiencia con el cine colombiano (Al final del espectro y 27 horas con la muerte), incluí en mi itinerario YO SOY OTRO. Una sorpresota. A diferencia de la mexicana donde se nos ubica en un futuro cercano, la colombiana lo hace en el presente inmediato. Es una mezcla de fantasía, ciencia ficción y fuerte crítica social. José González es un ingeniero en sistemas treintañero. Vive una vida "fácil" inmerso en las drogas, en el sexo con mujeres, con transexuales. Nada que ver con nuestro Memo: ingenuo, inocente. José es un personaje complejo, muy humano. Vive en un mundo totalmente delimitado donde los horrores de la guerrilla no tienen cabida. Así deambula hasta que una enfermedad le hace cuestionarse quién es. Cuando entiende que es otro, se desatan una serie de eventos que, encubiertos en ciencia ficción, disputarán su mente. El director comenta: Estos años me he dedicado mucho a entender el fenómeno del fascismo y siento que la sociedad actual está militarizada en su pensamiento. La gente en Colombia puede admitir que un gran número de personas sea asesinada. En los bandos de la confrontación, hay mucha alegría por la muerte de los otros, hay mucha legitimidad del genocidio. Moralmente me he preguntado, haciendo guiones, cómo se ha llegado hasta aquí, y qué clase de personajes hacen que esto suceda. Pienso en ese personaje de clase media que se siente inseguro, que siente que su mundo se desmorona, y trata de alguna forma de adherirse a figuras de autoridad muy fuertes, que terminan legitimando el uso de la fuerza. Creo que eso ha sucedido con la clase media colombiana y sucedió en Argentina, en Chile, sucedió en la Alemania Nazi, en la Italia de Franco. Allí donde ha habido esa clase de gobierno de extrema derecha, ha habido ese personaje de clase media que lo ha venido legitimando. Quise apostarle a una película que fuera más cercana a una tragedia, porque siento que lo que pasa en este país es una tragedia. El conflicto armado no es exterior a nosotros, no es algo que suceda allá en la selva, no es exclusivo del campo de batalla. También sucede en las conciencias, y de alguna manera, esos personajes del conflicto están siempre rondando en el filme, son como ángeles o demonios que están disputándose nuestra mente. La película se centra en ese hombre disputado por unas fuerzas que los sobrepasan y lo destruyen. Y podría seguir comentando todas las virtudes de esta excelente película, pero esta reseña lo dice mejor:

'Yo soy otro'
Por Sandro Romero Rey*

Una enfermedad tropical no identificada. Cali se convierte en una ciudad de pesadilla. Los habitantes que allí viven se transforman en habitantes siniestros. Un hombre, víctima del horror cotidiano, comienza a desdoblarse, a verse reflejado, de manera descompuesta, en los demás seres que lo rodean.

La violencia se convierte en un virus terminal que ataca a los hombres y los convierte en caricaturas deformes. 'Yo soy otro', el primer largometraje del realizador colombiano Óscar Campo, se sumerge en este viaje sin regreso. 'Yo soy otro' es la película de un autor. Es una película de género (fantástica, de horror, como se quiera) pero, al mismo tiempo, es una película profundamente colombiana. Por estos días, es frecuente el debate acerca de si es "ético" el hecho de que el cine y la televisión se nutran de nuestras violencias cotidianas como punto de partida para estructurar sus historias. Yo no estoy en contra.

El problema es cómo se muestra esa violencia. Pienso que nos estamos saturando, no del tema, sino de la manera (realista, obvia, anecdótica, costumbrista, oportunista) como se cuentan los temas de nuestros nuevos mitos sociales. 'Yo soy otro' es una película sobre la violencia en Colombia, pero contada desde la perspectiva de sus consecuencias interiores, individuales. El horror es un telón de fondo. No es una película complaciente. Es una película perturbadora y, al mismo tiempo, hermosa, de gran fascinación visual, intensa y positivamente incómoda. Llena de referencias a grandes clásicos del género, 'Yo soy otro' le rinde sendos homenajes a directores como David Cronenberg ('Parásitos asesinos', 'Dead Ringers') o a películas tipo 'Los usurpadores de cuerpos' (en sus cuatro versiones, vía Siegel, Kaufman, Ferrara y Hirschbiegel).

Tiene ecos de grandes momentos de la literatura fantástica (Stevenson, Borges, Sabato) y mezcla elementos del documental, formato en el que Óscar Campo ha tenido grandes realizaciones. Hay además una línea coherente entre sus primeros trabajos ('Valeria'), pasando por sus impactantes y premiadas realizaciones en video ('Un ángel subterráneo', 'El proyecto del diablo', 'Noticias de guerra'...).

Dueño de una capacidad un tanto sobrenatural para sumergirse en el universo del miedo y del terror, Óscar Campo consigue con 'Yo soy otro' construir un Cali desorbitado, una realidad que se transforma frente a nuestros propios ojos, un universo 'tecno' de apariencias siniestras que atemoriza y, al mismo tiempo, fascina. No creo que haya otros referentes inmediatos dentro del cine colombiano que se parezcan a la ópera prima de Campo.

Es una película que trasciende nuestras fronteras inmediatas, la cual se enfrenta, desde una perspectiva muy inteligente, con la gran paranoia del siglo XXI: la de los hombres rotos, la de la violencia y la intolerancia, la del terrorismo y la de nuestra naturaleza salvaje. 'Yo soy otro', jugando con una célebre frase de Rimbaud, es una especulación sin contemplaciones frente a la resistencia del mundo para que haya comprensión con lo que tenemos al frente. El protagonista, José González, es al mismo tiempo otros nombres (Redondo, Grace, Bizarro), apenas se da cuenta de que es víctima de la litomiasis, una enfermedad que finalmente lo desboca, lo convierte en un fantasma que deambula dentro de sus propios horrores y convierte la realidad en un infierno fractal.

'Yo soy otro' consolida, por lo demás, el renacimiento del cine realizado por directores vallecaucanos. Junto con 'Perro come perro', 'Satanás', 'El sueño del paraíso', 'Los actores del conflicto', 'Un tigre de papel', esta película entra a formar parte de una galería de filmes importantísimos para la cultura colombiana, más allá de las inmediatas referencias, las coyunturas políticas o los chistes de un solo sentido.

Bienvenido 'Yo soy otro' a las pantallas colombianas. Es muy probable que el público encuentre que ese otro, ese demonio que le susurra al oído, ahora se encuentre entre nosotros.

* Sandro Romero Rey. Profesor Artes Escénicas. Universidad Distrital de Bogotá.

De primera instancia pareciera que no tiene nada que ver con MACABRO, pero maneja el terror de las guerras y ese otro todavía peor: el de la indiferencia.
¿Les suena familiar?



P.D.: al salir de la función escuché a dos adolescentes (este festival ha llevado a muchos adolescentes a la Cineteca) decir que le hicieron falta balazos...


1 comentario:

  1. Además de las frases que aparecen en el trailer, una de las que más me gustó fue:
    "El que ha comido mierda alguna vez, no importando si es rico o pobre, es un posible terrorista."

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