sábado, 11 de julio de 2009

REPORTE

“¡Mis pies de fuego! ¡Mis candentes pies de fuego!”

Esa frase, que aparece en El Wendigo de Algernon Blackwood, expresa de forma precisa y concreta mis sentimientos hacia el Módulo I del Diplomado en Literatura Fantástica y Ciencia Ficción que curso en la Universidad del Claustro de Sor Juana.

Tantas lecturas, tantos descubrimientos, tantos escalofríos…
Nostalgia y revaloración de las clásicos de Shelley y Stoker: Frankenstein y Drácula respectivamente. Tantas cosas me movió El moderno Prometeo que estuve en primera fila el día que se presentó la Ópera Rock Dr. Frankenstein que montó José Fors en el Teatro Metropolitan (se presentará de nuevo este 31 de Julio y 1 de Agosto). La música y visión de Fors aunados a la excelente historia de Shelley con toques de Whale y Burton dieron como resultado una noche inolvidable.
¡Si no puedo inspirar amor, provocaré terror!

Creí que ese sería el clímax del módulo, pero llegaron más lecturas, más historias, más enriquecimiento.
¿Cómo olvidar a los vampiros de Stoker, Goethe, Potocki, Hoffmann, Polidori, Poe, Sheridan Le Fanu, De Maupassant, Mathesson y Gautier?
De este último, se me quedó grabado un fragmento que aparece en La muerta enamorada: “Duerme, mi único bien; duerme, mi dios, mi niño; no te haré daño, no tomaré de tu vida más de lo que necesite para no dejar que se apague la mía”

El ritmo no bajaba. Siguió Poe con su tesis de que el horror proviene de la persona misma. Historias inmortales, alegóricas, sublimes. Últimamente, debido a cuestiones laborales, he recorrido las calles de Polanco y cada que paso por Edgar Allan Poe se esboza una sonrisa (macabra) en mi rostro.

James, Hawthorne, Wilde, Stevenson. Devoré sus historias quedando hambriento de más.

Llegó el turno de lo policial. Le encontré sabor al género con el detective Philip Marlowe de Chandler; pero amé a Filiberto García en El complot mongol de Rafael Bernal.

Lovecraft y el horror cósmico. Disfruté como niño con juguete nuevo. Llevaba mis libros y rarezas de Howie. Pero lo más significativo es que conocí a sus grandes maestros: Arthur Machen y William Hope Hodgson.

Otro descubrimiento: Johannes Marie Raymond De Kremer, mejor conocido como Jean Ray. La callejuela tenebrosa fue simplemente terrorífica y alucinante. Aprendí que no es necesario explicar todo.

Toda una semana viendo películas como tarea (ojalá así hubieran sido en la escuela)

Perdí los prejuicios hacia Stephen King con El resplandor y otros dos grandes descubrimientos: Peter Straub con sus fantasmas y Clive Barker con su fantasía siniestra.

Y aquí estoy frente al monitor ganando tiempo mientras me decido sobre cuáles dos libros haré el reporte del módulo.

Uno será referente a Lovecraft, pero como se dieron cuenta, todas las lecturas me han impactado de diferentes formas y no sería justo no rendirles el tributo necesario.


Empezaré con Lovecraft:

A Howard Phillips Lovecraft lo conocí cuando en una librería encontré un libro de la editorial EDAF con la portada ilustrada por H.R. Giger. El museo de los horrores es su nombre. Lo tengo en frente de mí; la portada me sigue impactando. Poco a poco se ha ido perdiendo el blanco inmaculado de sus quinientas cuarenta y cinco terroríficas páginas.

La bibliografía básica de literatura de horror cuenta con tres libros de “el abuelo”: Los mitos de Cthulhu, En las montañas de la locura y En la cripta.

En los mitos de Cthulhu vienen los trece cuentos en donde aparece el Necronomicón y el panteón de monstruos/deidades creados por la mente atormentada de Lovecraft. También cuenta con los relatos del Círculo de Lovecraft: Frank Belknap Long con su alucinante y profundo Los perros de Tíndalos; Robert Bloch con su tributo (si así se le puede llamar a la muerte dolorosa de HPL) El vampiro estelar; Robert E. Howard (autor de Conan) con La piedra negra y Clark Ashton Smith (cuyo el demonio de hielo es buenísimo) con El estirpe de la cripta, entre otros.

ÍÄ! ÍÄ! CTHULHU FHTAGN!
PH´NGLUÍ MGLW´NAF CTHULHU
R´LYEH WGAH-NAGL FHTAGN!
ÍÄ-R´LEH! CTHULHU FHTAGN! ÍÄ! ÍÄ!

(Espero que no lo hayan leído en voz alta).

Siempre me ha fascinado la idea del Dios primigenio que aguarda en las profundidades de la tierra esperando a que las estrellas se alineen para despertar y reclamar lo que es suyo; mientras eso sucede, atormenta a las almas sensibles en sueños.

¿De dónde Lovecraft habrá sacado estas locas ideas? ¿Será acaso producto de los choques de insulina que sufría por comer tantos bombones y helados? Si es así, cambiaré de inmediato mi dieta.

Si te dan En las montañas de la locura sin decirte que se trata de una obra de ficción, fácilmente podrías pensar que se trata de un relato científico de una expedición a la Antártida.
Eso es el valor de la obra de Lovecraft: sustenta de forma científica todas las situaciones a las que se ven sometidas sus personajes que además de todo, son personas inmersas en la ciencia, escépticos por naturaleza.

Este relato me afectó tanto que me inspiró a escribir la siguiente canción: (hace algunos años)
“En las montañas de la locura quiero perderme. En tus montañas de la locura quiero encontrarme. Recorrer tu enorme ciudad yo quiero. Por arriba y por abajo del hielo. Tus montañas contemplar en el cielo. Quiero sentir el horror eterno. Tus huellas perseguir por siempre. Tus ruinas recordar en mi mente. En tus laberintos perderme. Sentir el miedo en mi vientre. Quiero conocerte Antiguo. Y a los pingüinos albinos. Que resguardan el camino. A la entrada de tu abismo. Quiero respirar el olor de tu cuerpo. Quiero sentir la tensión en el viento. Quiero ver a tus esclavos. Que han usurpado el poder de tu reino. Quiero escucharlos decir. Quiero escucharlos decir: Tekeli-li. Tekeli-li.”

Tanto La llamada de Cthulhu (1926) como En las montañas de la locura (1931) pertenecen a los ocho grandes relatos de Lovecraft.; los demás son: El color caído del cielo 1927, El horror de Dunwich 1928, El susurrador en la oscuridad 1930, La sombra sobre Insmouth 1931, Los sueños de la casa de la bruja 1932 y En el abismo del tiempo 1934.

Precisamente, acabo de ver una película de Stuart Gordon perteneciente a la colección Maestros del Horror. “Pesadillas en la casa sombría” basada (al menos eso intentó) en Los sueños de la casa de la bruja.
Realmente me indigna que las películas basadas en historias de Lovecraft no estén a su altura. Ninguna transmite las atmósferas perfectamente desarrolladas en sus cuentos. Las menos malas han sido Dagón del mencionado Stuart Gordon, y la que fue toda una revelación por su creatividad al mejor estilo del cine mudo: La llamada de Cthulhu.
Las que han sido muy buenas son aquellas que muestran una delicada influencia:
Alien, La cosa, En la boca del miedo, Cloverfield y Hellboy.
Ya puse a Cthulhu de cabeza para que el siguiente proyecto de Guillermo Del Toro (que se acaba de iniciar como novelista con Nocturna) sea En las montañas de la locura.

Frases para la posteridad:
• “El miedo es una de las emociones más antiguas y poderosas de la humanidad, y el tipo de miedo más viejo y poderoso es el temor a lo desconocido”
• “Que no está muerto lo que yace eternamente, y con el paso de los evos aún la muerte puede morir”

El gran dios Pan de Arthur Machen me costó un poco de trabajo; pero me conquistó con El terror. La forma de narrar esos eventos extraordinarios me cautivó. Estoy seguro que M. Night Shyamalan lo leyó antes de hacer El fin de los tiempos (The happening); lamentablemente, no logró transmitir la angustia en la cuál Machen es maestro y se le cayó la película de forma tormentosa.

Antes creía que las películas de Los piratas del Caribe se habían fusilado los monstruos marinos de Lovecraft, pero al leer a William Hope Hodgson me di cuenta que era a él al que se estaban fusilando sus monstruos (pulpos y cangrejos gigantes, hongos, embarcaciones vivas). Aguas profundas de la editorial nave madre COLIHUE es una de mis joyitas que no pienso prestar.



Al ser gran fan de El resplandor de Stanley Kubrick, me había negado a leer la obra de Stephen King. Grata sorpresa. Definitivamente superó mis expectativas y ya se encuentra como número uno de mi lista de paquetes libro/película. (superando por una nariz a let the right one in).

A pesar de que hay varios cambios, Kubrick logró transmitir esa esencia que se desborda de cada una de las páginas de King. El fragmento en que los arbustos podados en forma de animales persiguen a Danny me hubiera gustado verlo desde la perspectiva de Kubrick.
King les da ese toque de realidad a sus personajes; son seres imperfectos. Cuestión que últimamente le cuesta mucho trabajo a escritores y directores transmitir.

Un cuento que realmente me angustió y me puso la piel de gallina fue El enebro de Peter Straub. Narra tan bien las situaciones que uno no puede dejar de pensar que es realidad. Toca un tema muy fuerte: el abuso de menores. Al leer el inicio de Fantasmas creí que seguiría la misma línea y me empecé a angustiar, pero la historia tomó un rumbo que no me esperaba y que realmente me sorprendió.

Así como Poe y Lovecraft han marcado pauta en la historia de la literatura de horror, pienso que Barker también está siendo referencia. Basta con leer sus Libros de sangre. Le está brindando al género todavía más oscuridad y un horror más corpóreo, más carnal. De todos los autores mencionados anteriormente, Barker es el primero en utilizar, (En las colinas, en las ciudades) personajes abiertamente homosexuales. El terror es sencillamente una obra de arte. ¿Qué es el terror? ¿Por qué nos inquieta tanto? “El terror se encuentra acurrucado en el corazón de todos los discursos”. La idea central de este relato me hizo recordar películas como El experimento y las de El cubo. Y es que “No hay mayor placer que el terror. Siempre que sea el de otra persona”

Los profesores de este módulo (y en general) han sido de primer nivel. La clase de Raúl me gustó tanto que ya tengo mi membresía del film club café (a pesar de que tengo que atravesar toda la ciudad) y por fin pude ver Hellraiser (ya no se renta en Blockbuster)
Todavía tengo mucho por leer.

Termino este ensayo con algo de Borges:
“Hay un espejo que me ha visto por última vez.
Hay una puerta que he cerrado hasta el fin del mundo.
Entre los libros de mi biblioteca (estoy viéndolos)
Hay alguno que ya nunca abriré.”

2 comentarios:

  1. En efecto, Lovecraft consumía cantidades industriales de dulces con piquete, te sugiero incluirlos en tu balanceada dieta.

    Y ¿Le escribiste a Cthulhu que querías respirar el olor de su cuerpo? Zas, me sonó cthulhufilia, jua jua.

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  2. Pues a falta de una buena despensa, ¡ya empecé! Jo
    Bueno, En las montañas de la locura no aparece Cthulhu; se trata de los Primordiales o Antiguos. Y los que dicen Tekeli-li Tekeli-li son los Shoggoth; pero no tendría problema en oler a Cthulhu...

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